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Prado: la historia detrás del paseo y sus leones

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Prado: la historia detrás del paseo y sus leones

AREQUIPA, Perú. – Pocas calles habaneras son tan vistosas como el Paseo del Prado, o Prado, a secas, como también se le conoce en la actualidad. La vía ocupa el tramo que va desde la Plaza de la Fraternidad hasta el Malecón, pasando por el Parque Central.

El capitán general Felipe de Fons de Viela, marqués de la Torre, fue quien inició la construcción de la avenida en 1772, lo cual engrosó su reputación como el primer urbanista de la Isla.

Al tomar el Gobierno de la capital, Fons de Viela procuró dotar a la urbe de un aire más sofisticado, alejado de las casas de paredes de embarrado y techo de guano que abundaban en la época. Para ello, promovió la construcción de la Casa de Gobierno, un teatro y un paseo, que fue la Alameda de Paula.

Adicionalmente ordenó la creación de un palacio que es el del Segundo Cabo e inició las obras del Paseo del Prado, una empresa que continuarían don Luis de las Casas y el conde de Santa Clara, antes de que finalmente culminara bajo el gobierno de Miguel de Tacón (1834-1838).

Paseo del Prado en 1928
Paseo del Prado en 1928 (Foto: Cubaperiodistas)

En la medida que se fue superpoblando La Habana, el Paseo del Prado se convirtió en el centro de la ciudad, pues iba más en consonancia con la rimbombancia de la sociedad cubana de entonces y poseía gran extensión y amplitud.

En su libro Viajes por la Isla de Cuba, el escritor español Jacinto Salas y Quiroga destaca que eran tanto el ajetreo y el tránsito que circulaba por la vía que se hacía necesaria “la atención más rigurosa para no ser atropellado”.

De manera tradicional, las damas saludaban con su abanico y los caballeros con la mano al recorrer el Prado, mientras varias bandas de música, situadas estratégicamente, dejaban escuchar sus melodías.

Luego de 1925, cuando toma posesión de la presidencia el general Gerardo Machado, su ministro de Obras Públicas quiso hacer de la capital una metrópoli moderna. Fue entonces que arribó a Cuba el célebre Forestier, jefe de jardines, paseos y parques de París.

El paseo del Prado se pavimentó entonces con un hermoso piso de terrazo. Se instalaron bancos de piedra y mármol, así como farolas con un acabado más artístico que brindaban mejor iluminación. Asimismo, se colocaron abundantes copas y ménsulas.

Tal como lo conocemos hoy, el Paseo quedó inaugurado el 10 de octubre de 1928. Menos de dos meses después, el 1 de enero de 1929, se emplazaron los ocho icónicos leones sobre sus pedestales. 

Paseo del Prado (Foto: Cubatravel)

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