La mala calidad de las comunicaciones internacionales desde Cuba es una fuente permanente de quejas de parte de los usuarios. Lo que nadie sospechaba hasta ahora es que se trata de una estrategia del monopolio estatal Etecsa para intentar recuperar los ingresos que ha perdido con la generalización de las llamadas gratuitas a través de internet.
Después de haber sido la gallina de los huevos de oro para el régimen, la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. está ahora al borde de la quiebra. En 2022, según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei), los servicios de telecomunicaciones, transmisión y suministro de información ingresaron apenas 128 millones de dólares, una caída espectacular si se compara con los 807 millones recaudados dos años antes.
Para salir del agujero financiero en el que la han metido internet y la Tarea Ordenamiento, Etecsa quiere obligar a sus clientes a pagar. Sin embargo, señala el experto en telecomunicaciones Raudel García Bringas, que estuvo casi tres años en una cárcel cubana por sus actividades profesionales, el problema de Etecsa es la consecuencia de un modelo económico estatal fallido. “Comercializar en la moneda nacional, que está muy devaluada, cuando los precios de compra son en divisas, es un camino seguro al fracaso”, explica a 14ymedio.
Si la empresa quiere ser rentable de nuevo deberá “dolarizar” sus servicios
Si la empresa quiere ser rentable de nuevo, añade, deberá “dolarizar” sus servicios, pero “seguirá en la disyuntiva de cobrarlos en una moneda en la que no se pagan los salarios y que encarece la vida de un pueblo con un poder adquisitivo muy bajo”.
“Para colmo”, prosigue, “vender paquetes de datos trajo un problema más grave, aunque inevitable”. Con la comunicación a través de internet que ofrecen plataformas como WhatsApp o Messenger, el mercado de las llamadas internacionales ya no resulta atractivo. En la Isla, donde el minuto de llamada internacional se cobra a precios prohibitivos, estas redes sociales han representado cuantiosas pérdidas para Etecsa. “Los que pensaron que las recargas sustituirían lo que se ganaba con las llamadas internacionales se equivocaron”, resume.
Según García, la compañía ha intentado sabotear la comunicación por internet afectando la calidad de las llamadas, como una suerte de contramedida. “Muchas veces tratar de comunicarse resulta incómodo entre la no disponibilidad del servicio y los constantes ‘reconectando'”, aclara.
“Si Etecsa logra restringir la comunicación por canales como WhatsApp, Messenger o limita el uso de VPN (aplicaciones que alteran la geolocalización del teléfono y permiten el acceso a páginas bloqueadas), entonces obligará a las personas, adaptadas a comunicarse a diario con sus familiares, a hacer uso de las llamadas telefónicas ordinarias”, estima.
Las quejas de los clientes por la mala calidad de la navegación web siguen cercando a Etecsa. Katia, una habanera de 47 años que se encuentra en Panamá, donde está haciendo compras para llevar a la Isla, ha intentado comunicarse durante una semana con su esposo sin resultado. “El problema es en Cuba, porque desde aquí yo hablo con mi hermana que está en Miami y con mis sobrinas que viven en España y hasta podemos hacer videoconferencias sin problemas”, cuenta a 14ymedio.
La mala gestión de la compañía y la caída de sus ingresos también han afectado a sus propios trabajadores. José Luis, un camagüeyano contratado por Etecsa hace más de una década, recuerda que cuando comenzó a laborar allí “la empresa era otra cosa. Había merienda de buena calidad, aire acondicionado en todas las oficinas y buenas computadoras para hacer el trabajo”.
Los empleados reciben, además de su salario, un “estímulo” de entre 4.000 y 7.000 pesos mensuales, y “un paquetico o dos de café cada tres meses”
En Villa Clara, Liudmila, que pertenece desde hace 20 años a la compañía, también evoca la “era dorada” de Etecsa. “Recuerdo que nos daban una jaba de aseo personal muy buena, con jabón de baño y de lavar, champú, perfumes, desodorante, papel higiénico, íntimas (almohadillas sanitarias) y detergente. En algún punto eso se acabó, pero como a la empresa le iba bien comenzaron a pagarnos estímulos de 10, 20 y hasta 35 CUC (pesos convertibles, ya fuera de circulación) según el cargo”.
Actualmente, los empleados reciben, además de su salario, un “estímulo” de entre 4.000 y 7.000 pesos mensuales, y “un paquetico o dos de café cada tres meses”.
Ambos trabajadores coinciden, no obstante, en que la compañía ya no es “la que solía ser”. “Ahora no hay ni cable para ir a hacer una reparación cuando un cliente de la telefonía fija llama porque tiene alguna rotura”, asegura José Luis.
“Además, los clientes llegan siempre muy molestos a nuestras sucursales porque, claro, compran paquetes de datos con bonos y apenas pueden navegar en internet”, explica. “No estamos dando un buen servicio y los trabajadores lo saben, pero aquí la mayoría de la gente está para seguirle el paso a los jefes hasta que puedan encontrar algo mejor o les llegue el parole“, lamenta.
A las dificultades de Etecsa para generar ingresos se suma la cantidad de personas que han decidido emigrar. Las recargas, enviadas por los emigrados para comunicarse con sus familias, no han resultado todo lo lucrativas que la empresa calculaba. La disminución poblacional de la Isla y el hecho de que muchos de los usuarios de Etecsa fueran jóvenes –el sector que más emigra– han disminuido considerablemente su clientela.
Etecsa asegura contar con más de 7 millones de clientes de telefonía móvil, pero nunca ha precisado si ese número corresponde a las tarjetas SIM vendidas hasta el momento o a los usuarios realmente activos.
“Yo uso la aplicación Telegram para la mensajería y me avisa cuando un número que tengo en mis contactos se abre una cuenta en esa red social”, cuenta a este diario Osmani. “Últimamente me he llevado un montón de sustos porque me han notificado de gente que yo sé que ya no vive en Cuba o que se murió cuando el covid. Etecsa evidentemente está vendiendo otra vez sus números telefónicos”.
“Eso lo hace cualquier empresa telefónica en el mundo”, reflexiona, “pero lo que me llama la atención es la cantidad de gente que se ha ido del país y que Telegram me avisa de que su número está usándose de nuevo. Más que crecer en clientes están llenando los huecos de los que emigraron”, precisa.
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