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Correr detrás del camión, la única forma de comprar plátanos en una feria en Santiago de Cuba

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Correr detrás del camión, la única forma de comprar plátanos en una feria en Santiago de Cuba

Amanece y Yésica se pone la ropa y los zapatos más cómodos. Junto a sus dos hijos trata de ser de las primeras en comprar plátano burro ( fongo, en el oriente del país) y yuca en la feria agropecuaria que hacen cada sábado en el barrio de Micro 9, en el Distrito José Martí, de Santiago de Cuba. La mujer espera ansiosa que llegue el camión con los productos para “no pasarla tan negra en la semana”, pero una cosa es su plan y otra podría ser el resultado.

“Las personas corren dispuestas a que el camión las arrastre, si no mueren de hambre morirán aplastadas”, se queja Yésica. Para alcanzar al vehículo, todavía en marcha, y posicionarse entre los primeros clientes, “hay que ser un ninja”, reconoce, aunque en su caso, como en el de tantos otros que llegan a la feria, “el instinto de supervivencia no cree en peligros”.

Organizada por las autoridades de la ciudad, la feria no es un lugar apacible y muchas veces interviene la Policía, como ocurrió este sábado. El relativo bajo precio de los alimentos, más baratos que en las placitas particulares, provoca un aluvión imparable de personas. Tanto la libra del plátano burro como la de yuca cuestan 15 pesos, en contraste con los 80 que piden los privados. Ambos productos se han convertido en la salvación de muchos hogares de la zona.

Las viandas son imprescindibles para ocupar el espacio que no pueden llenar las escasas cinco libras de arroz que se distribuyen por la libreta de abastecimiento. Esa cantidad del cereal apenas alcanza para unos pocos días y Yésica asegura que no puede siempre comprar el producto a 200 pesos la libra, que es el precio del cereal actualmente en el mercado informal.

“Vengo a la feria con mis hijos y compramos yuca y fongos a 15 pesos. Eso nos ayuda a estirar el poquito de arroz que nos dan”, explica Yésica. “Y hasta desayunamos con eso. Si no hay pan, le frío yuca a los muchachos por la mañana, porque a veces no puedo comprar pan. Como mínimo necesito seis panes diarios y en eso se van 150 pesos”.

Las habilidades físicas, la juventud y algo de picardía son imprescindibles para llenar la bolsa. El sábado pasado el hijo de esta santiaguera, de 16 años, se enganchó en el vehículo en movimiento y “cogió un lugar cerca, como el 15”. Tras el camión se ve cada sábado una fila que apura el paso o corre, hay también personas con muletas, madres cargando niños pequeños y ancianos.

“Ese día, aunque mi hijo logró estar entre los primeros, llegué aquí a la casa casi a las 12 del día y eso que hacen esta feria cerquita”, agrega Yésica, en referencia a otras que realizan en varios puntos de la ciudad pero por “lo malo que está el transporte no vale la pena ni molestarse en hacer el intento para ver qué venden por ahí”, explica la mujer.

En el mercado informal, la libra de estos alimentos puede llegar a costar hasta 80 pesos. (14ymedio)
En el mercado informal, la libra de estos alimentos puede llegar a costar hasta 80 pesos. (14ymedio)

Aquella misma jornada, Evaristo, otro vecino del Distrito, cuenta a 14ymedio que “dieron hasta tiques por la matazón y vendieron solo seis libras de yuca y 10 de fongo por persona para que todo el mundo cogiera un poquito, porque sino, los primeros acaparan todo y después los ves revendiendo la libra a 60 pesos”.

Pero, más allá de contar con piernas más ágiles o hijos más jóvenes, el hambre está golpeando a todos, asegura Evaristo. Por su parte, otra residente de 68 años, resume la dura cotidianidad en Santiago de Cuba: “Hoy se lo decía a mi sobrina que vive en España, la gente anda en la calle como loca con el transporte, sin dinero, pero sobre todo, sin comer. Se desmayan hasta en las guaguas. En la escuela de mi nieto se desmayan todos los días niños porque no desayunan ni pueden llevar merienda”.

“El niño me contó que en casa de su mejor amiguito hay una ley: ‘El que almuerza no come [cena]‘ y él deja el plato principal para la noche y se come cualquier cosa en el almuerzo”, añade.

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