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Alejandro Lugo: De boxeador y marinero a rostro popular de la actuación cubana

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Alejandro Lugo: De boxeador y marinero a rostro popular de la actuación cubana
Alejandro Lugo: De boxeador y marinero a rostro popular de la actuación cubana

MADRID, España.- De boxeador, marinero, profesor de natación, Alejandro Lugo se convirtió en uno de los más importantes actores cubanos de radio, televisión, teatro y cine, además de haber sido director de una escuela de actuación.

Nació el 25 de noviembre de 1915 y su vida dio un vuelco cuando en 1936 estalló la Guerra Civil Española y emigraron a Cuba destacadas figuras de la cultura ibérica, quienes crearon la Academia Libre de La Habana, de donde egresarían reconocidos actores de la escena nacional, entre ellos Lugo.

‎En los años cuarenta Alejandro Lugo alcanzó popularidad por las aventuras radiales de Tarzán, donde demostró capacidad de variación vocal interpretando a Wally y a la mona Chita, por el programa Mejor que me calle, junto a Rita Montaner, y por El derecho de nacer; todos de inmensa radioaudiencia. A la vez trabajaba en teatro, donde fueron resaltadas sus actuaciones en obras como Veinticuatro rosas rojas y La Madre.

Desde la fundación de la televisión y casi hasta su muerte en 1996, Lugo tuvo una constante presencia en el medio en aventuras, dramas, teatro televisado, policíacos, género con el que había comenzado en 1950, cuando Marcos Behmaras estrenó el primer policíaco en el entonces Canal 6, y él lo protagonizó.

Luego le seguirían entre otros personajes que le dieron renombre: el famoso “médico chino” de la cultura popular cubana, en el espacio El humo del recuerdo en CMQ-TV; el hijo de Enzio en Sombras del pasado, de Félix Pita Rodríguez; Perico Piedrafina en Medea en el espejo; su Lucas Fundora de Tierra o Sangre, el míster Danger de Doña Bárbara. Y más tarde aparecería en series como Para empezar a vivir y Julito el pescador.

Asumió la dirección de una escuela de actuación creada por el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), de la que emergieron grandes actores, y para la cual diseñó un programa con técnicas de actuación, modulación de la voz, Historia del Arte, dicción y expresión corporal.

En cine trabajó en más de 25 filmes, en Cuba y en el extranjero, desde sus primeros éxitos en Siete muertes a plazo fijo (1950) y Casta de roble (1953), ambas dirigidas por Manuel Alonso, y consideradas por algunos críticos las dos mejores películas cubanas de esa época.

Sobre la primera, José Manuel Valdés-Rodríguez escribió el 10 de octubre de 1950, en la columna “Tablas y Pantalla” que durante muchos años tuvo en el periódico El Mundo: “En la interpretación se distinguen Ernesto de Gali y Alejandro Lugo. Ambos actores, inteligentes y bien pertrechados, capaces de sacar adelante los personajes que se le encomienden. Y ambos poseen valor fotogénico”.

Se irían sumando a la lista de películas en las que Lugo intervino: en los sesenta Tulipa, de Manuel Octavio Gómez; en los setenta Río Negro, dirigida por Manuel Pérez Paredes; Retrato de Teresa, dirigida por Pastor Vega; No hay sábado sin sol, con dirección de Manuel Herrera y libreto de Onelio Jorge Cardoso. En los ochenta Guardafronteras, de Octavio Cortázar; Corazón sobre la tierra, de Constante Diego, En tres y dos, de Rolando Díaz, en la que se entremezcla su historia real como boxeador y la del personaje que interpreta, y Otra mujer, de Daniel Díaz Torres.

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