En Cuba, el oficio del zapatero resulta invaluable para muchas personas que no pueden costear el precio de zapatos nuevos. Estos artesanos arreglan todo tipo de calzado averiado y le devuelven la vida útil a un bien tan esencial.
Uno de los últimos zapateros que quedan en el pueblo de Jaimanitas es conocido cariñosamente como “El tío”. En su taller, llegan a diario decenas de clientes con sandalias, botas, botines y todo tipo de zapatos rotos. Con las habilidosas manos de este hombre y sus materiales como cuero, pegamento y hilo, el calzado dañado vuelve a estar como nuevo.
El proceso que realiza es meticuloso. Primero pega las partes descosidas o agrietadas, luego las cose manualmente. Los precios que cobra son muy económicos, los mismos de antes de la crisis. Arreglar un zapato cuesta alrededor de 70 pesos cubanos.
Gracias a la destreza y vocación de oficio de artesanos como “El tío”, muchas familias de escasos recursos pueden seguir utilizando sus zapatos en mal estado, en lugar de tener que comprar unos nuevos que están fuera de su alcance.
