El 13 de septiembre de 2022, la joven Mahsa Jina Amini fue detenida en Teherán por la Guardia Revolucionaria iraní, con el pretexto de no vestir el velo conforme estipula la sharía. Tres días más tarde, tras haber permanecido en custodia policial, la joven falleció en el hospital de Kasra en la capital.
La respuesta del pueblo iraní fue inmediata: nació entonces una rebelión manifiestamente pública, colectiva, interseccional y plural, en contra del uso obligatorio del hiyab y del Gobierno, en su forma y contenido. Nació el movimiento “Mujer, vida, libertad” ( Jin Jîyan Azadî en kurdo, Zan Zendegi Azadi en persa).
La acción contestataria se tradujo en numerosas manifestaciones en las que las mujeres quemaban sus pañuelos y se cortaban mechones de cabello como símbolo de denuncia y resistencia.
Las represalias del régimen no se hicieron esperar: desde ataques con gas hasta imposición de castigos ejemplares que evidenciaran el arrepentimiento de las mujeres manifestantes, como el deber de limpiar cadáveres en la morgue o el ser obligadas a acudir a centros psiquiátricos de forma periódica.
Las condenas también se tradujeron en ejecuciones: la familia de Nika Shakarami, joven de 16 años participante en las manifestaciones, fue citada en la morgue, asegurando que se había caído al vacío desde un edificio. Mohsen Shekari, de 23 años, fue condenado y ejecutado por haber herido a un miliciano basiji en el transcurso de las protestas. Majid Reza Rahnavard, también de 23, fue ahorcado de forma pública en una grúa en la ciudad de Mashhad, acusado, esta vez, del asesinato de dos agentes.
La respuesta del pueblo iraní fue inmediata: nació entonces una rebelión manifiestamente pública, colectiva, interseccional y plural, en contra del uso obligatorio del hiyab y del Gobierno, en su forma y contenido
Sin embargo, estas muertes no han tenido la repercusión ni la solidaridad internacional que tuvo la de Mahsa Amini. Contra todo, las y los iraníes no se detienen y practican la resistencia cotidiana.
Asimismo, si no en repercusión mediática, la lucha iraní sí que encuentra hoy reconocimiento en las instituciones internacionales. El Premio Nobel de la Paz de 2023 ha sido otorgado a la activista iraní Narges Mohammadi por su lucha por los derechos de las mujeres. Mohammadi sigue hoy presa en la cárcel de Evin.
Por su parte, el galardón Andrei Sájarov a la libertad de Conciencia en defensa de los Derechos Humanos que concede el Parlamento Europeo ha sido para Mahsa Amini y el movimiento “Mujer, Vida y Libertad”.
La muerte de Mahsa Jina Amini desató la ira y el inconformismo de una población sumida en el hartazgo, harta de la segregación de la mujer en el espacio público y del paternalismo institucional y patriarcal. A esto se suma una fuerte devaluación de la moneda, el rial, y una desigualdad de clases que se ha enraizado de forma estructural.
Sin embargo, como contraparte positiva, la sociedad iraní es una sociedad formada y preparada, en la que más del 60% de los estudiantes universitarios son mujeres. Una sociedad moderna, capitalista, al día en redes sociales y en productos culturales, aunque siempre sorteando la censura.
Esta realidad cotidiana se plasma en el recién publicado ensayo gráfico Mujer Vida Libertad, coordinado por la artista multidisciplinar francoiraní Marjane Satrapi. Satrapi es conocida por su ópera prima, Persépolis, en la que narró su infancia y juventud en la transición entre el régimen del sah Mohammad Reza Pahlavi y los primeros años de la República Islámica de Irán.
La muerte de Mahsa Jina Amini desató la ira y el inconformismo de una población sumida en el hartazgo, harta de la segregación de la mujer en el espacio público y del paternalismo institucional y patriarcal
Publicada en Francia por la editorial L’Iconoclaste el pasado septiembre, acaba de ser editada por Reservoir Books en español. La obra también se encuentra disponible y gratuita en acceso abierto en farsi como muestra de apoyo y resistencia.
El libro conmemora el primer aniversario de la rebelión mediante un tomo estructurado en tres partes: “Los hechos”, “Un poco de historia” y “Un régimen de hierro… un pueblo que resiste”. Todos ellos abordan el estado actual de la sociedad iraní, ahondando en las raíces históricas de los conflictos desde un prisma social y cultural.
La obra, que se encuentra entre el cómic, el ensayo y la ilustración, es fruto de un trabajo colectivo entre diecisiete autores y autoras iraníes (como Mana Neyestani, Touka Neyestani, Bahareh Akrami y Shabnam Adiban) e internacionales (como Lewis Trondheim, Coco, Joann Sfar y Catel).
Entre ellos, hay dos autores españoles: el valenciano Paco Roca y la madrileña Patricia Bolaños.
Roca participa con dos capítulos: “Sublevarse a los 20 años” y “El diálogo de los muertos”, ambos a todo color, con una estética que ya tiene su firma indiscutible. La primera historieta retrata la rebelión de las estudiantes universitarias que toman como ejemplo a las adolescentes en los colegios al grito de “Muerte al dictador” o “Mujer, vida y libertad”. El artista muestra la disidencia de las iraníes en su cotidianidad y el apoyo de sus compañeros en esta lucha. La segunda, con los bocadillos justos y medidos, traslada al lector al cementerio donde se encuentra enterrado el asesinado Mohsen Shekari, a quien su compañera va a visitar.
Patricia Bolaños, en cambio, a través del capítulo titulado “Los niños mimados del régimen”, trae a colación a los Aga Zadeh, los hijos de los responsables políticos y oligarcas corruptos que se benefician económicamente en sus empresas y “fundaciones benéficas”. Bolaños, con un dibujo en el que ha hecho protagonistas a los colores de la bandera iraní, verde, blanco y rojo, denuncia las actuaciones hipócritas de estos jóvenes insertos en una “casta mafiosa”.
Tratan de “explicar lo que pasa en Irán, descifrar los hechos con su complejidad y sus matices para unos lectores no iraníes, mostrároslos de la mejor forma que podamos, aunque sea imposible plasmar todas las caras de esta historia”
Todos estos artistas han colaborado codo con codo con especialistas iraníes –el politólogo Farid Vahid, el periodista Jean-Pierre Perrin y el historiador Abbas Milani– para sacar adelante este ensayo gráfico.
El objetivo de la obra queda bien delimitado en la introducción reivindicativa que escribe Satrapi:
“El primero es tratar de explicar lo que pasa en Irán, descifrar los hechos con su complejidad y sus matices para unos lectores no iraníes, mostrároslos de la mejor forma que podamos, aunque sea imposible plasmar todas las caras de esta historia. Porque está pasando. Aunque no se hable mucho de ella.
El segundo objetivo de este libro es mandar un mensaje a los iraníes para recordarles que no están solos. Está claro que los políticos de todo el mundo no son más que políticos, está claro que no van a hacer nada por el pueblo iraní, pero la sociedad civil de Occidente sí que se ha puesto de su parte. La prueba es que la mayoría de los artistas que participan en este proyecto son occidentales. ¿Qué mayor apoyo por parte de un artista que su arte?”
Este volumen es una obra muy completa y necesaria para comprender el Irán de hoy, el de ayer y tratar de atisbar el Irán de mañana.
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Nota de la Redacción: Este artículo se publicó originalmente en The Conversation y se reproduce con licencia Creative Commons.
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