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El miembro del Buró Político y ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, agradeció, en X, el «apoyo y solidaridad fraternal» de la Unión Africana
En el 38 periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea de la Unión Africana (UA), los jefes de Estado y de Gobierno adoptaron una resolución que condena–por decimosexta ocasión consecutiva– el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba, cruel política que daña al pueblo de la Isla hace más de seis décadas.
El texto también incluye, por segunda vez, la solicitud de retirar a la Mayor de las Antillas de la arbitraria lista unilateral de países que supuestamente patrocinan el terrorismo.
Además, expresa profunda preocupación por la ampliación del carácter extraterritorial del bloqueo, incluida la aplicación del Título III de la Ley Helms Burton.
Reconoce el impacto negativo de tales medidas, aún más cruel en el contexto actual, cuando el archipiélago enfrenta los efectos económicos y sociales de varios fenómenos naturales de gran severidad que azotaron al país.
El accionar del bloque, en nombre del continente madre, es muestra indudable de los entrañables y fraternales vínculos que existen entre los pueblos de África y de Cuba, y la solidaridad y compromiso de los pueblos africanos en pro de la eliminación de la injusta e ilegal política estadounidense.
El tradicional reclamo de la organización continental africana resulta de gran valía en el contexto actual de persecución, pues las distintas administraciones estadounidenses, en los últimos años, han aplicado una política de máxima presión, y que parece retomarse con la vuelta al poder de Donald Trump.
El mandatario estadounidense, en clara demostración de la agresividad del imperialismo contra la soberanía, la paz y el bienestar de la población cubana, decidió restablecer las férreas medidas de guerra económica que su predecesor eliminó solo días antes.
En tanto, la resolución adoptada en la 38 Cumbre refuerza el pedido de la comunidad internacional a poner fin a esta política unilateral, que viola los principios del derecho internacional y los derechos humanos del pueblo cubano.
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