AREQUIPA, Perú – Elefantes, leones, anacondas, cocodrilos, tortugas y otros animales se levantan esculpidos en piedra dentro de las montañas de Guantánamo.
Se trata de un sitio único en el mundo, salido de la imaginación del fallecido Ángel Íñigo Blanco (1935-2014), quien hizo de inanimadas piedras calizas, vívidas esculturas de la fauna universal.
El lugar es conocido como Zoológico de Piedra y es considerado desde hace casi 40 años Patrimonio Cultural de Cuba desde hace. Está ubicado en la finca San Lorenzo, y posee hoy alrededor de 500 figuras en exhibición a lo largo de dos caballerías de extensión, a 750 metros sobre el nivel del mar.
Nunca fue fundado oficialmente, por eso se toma como referencia de la creación el 21 de diciembre de 1977, cuando Blanco de Anaya termina el primero de los animales en piedra: el león sonriente. Árboles frutales, maderables y de café crecen alrededor de las esculturas, dotándolo de un ambiente único.
Yasmira Occonor Álvarez, directora de la instalación, contó a la Agencia Cubana de Noticias en 2016 que Íñigo Blanco tenía 42 años cuando comenzó su proyecto.
“Los vecinos lo creían loco, pero la curiosidad llevó a muchos niños de la escuela y a adultos del barrio a llegarse acá. El rumor del tallador desenfrenado de bestias se esparció y empezaron a llamarle a la zona el zoológico”, comentó la directiva.
“Por 32 años estuvo Ángel Íñigo Blanco apegado a estas tierras, hasta el último minuto de su vida, incluso cuando no podía esculpir monitoreaba el trabajo de su hijo, continuador de la obra”, agregó.
La dificultad para acceder al Zoológico de Piedra no limita a la mayoría de personas, quienes deben recorrer más de 300 escalones y caminar grandes espacios. Todo para maravillarse con las esculturas que atraen cada año a miles de visitantes nacionales y extranjeros.
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