Home Cuba El trío y el ciclón: la historia de cuando dieron por fallecidos...

El trío y el ciclón: la historia de cuando dieron por fallecidos a los “Matamoros”

0
El trío y el ciclón: la historia de cuando dieron por fallecidos a los “Matamoros”
El trío y el ciclón: la historia de cuando dieron por fallecidos a los “Matamoros”

SANTA CLARA, Cuba. – La historia caribeña ha estado signada por terribles huracanes; algunos de los que se recuerdan con extremo pesar por sus consecuencias nefastas a pesar del paso de los años. Uno de estos fenómenos naturales, ocurrido en 1930, pasaría a ser considerado entre los más devastadores y catastróficos de ese siglo, sobre todo por los estragos causados en República Dominicana. 

Hacía apenas dos semanas que el militar Rafael Leónidas Trujillo había hecho toma de posesión del Gobierno dominicano cuando, pasado el mediodía del miércoles 3 de septiembre, sobrevino una lluvia imprevista sucedida por tormentas eléctricas que muchos consideraron un mal tiempo pasajero. Se trataba, sin embargo, del ingreso a Santo Domingo de un potente ciclón categoría cuatro, el bautizado San Zenón, que dejaría un saldo de 3.000 fallecidos y 20.000 heridos por el azote de sus vientos de 240 kilómetros por hora.

El San Zenón está catalogado como uno de los huracanes más demoledores en la historia del país caribeño con pérdidas que sobrepasaron los 15 millones de dólares y registros históricos de más de 10.000 casas de madera y zinc que quedaron totalmente destruidas. “La población salió a la calle tras la primera embestida del fenómeno, creyendo que el ciclón ya había pasado cuando, en realidad, era su centro”, describe sobre el siniestro el periódico Diario Libre

Resulta que, por aquel entonces, el legendario Trío Matamoros se encontraba en Santo Domingo como parte de su primer viaje a ese país, donde ya eran bastante populares. Miguel Matamoros recordaría años más tarde en entrevista con Lino Betancourt que se encontraban hospedados en casa de una amiga a la espera de su regreso a la Isla cuando les sorprendió aquel inusitado temporal. 

Acostumbrados “los Matamoros” (Siro, Miguel y Cueto) al embate peligroso de los vientos huracanados decidieron refugiarse de inmediato debajo de un fogón colonial de mampostería al que le colocaron un zinc como puerta para mayor protección. Miguel Matamoros describiría luego que “el viento era tan fuerte que se llevaba las tejas del techo de la casa”. “Llegó el momento en que yo creí que no hacía el cuento”, aseguró. 

Según contó a la prensa el musicógrafo cubano Alberto Mugercia, quien conocía bien la referida anécdota, “a la mañana siguiente sin haber podido pegar un ojo, con las primeras luces del día, salieron del improvisado refugio, viendo que alrededor no había ni casas ni nada, y que todo había sido arrasado y ellos se habían salvado milagrosamente dentro de aquel fogón”.

Pero la historia no acaba aquí. El informe de los severos estragos del San Zenón había llegado a Cuba de inmediato y personas allegadas al trío dieron por hecho su fallecimiento al no tener noticias suyas durante toda esa semana. Aunque la prensa dominicana incluía entre los sobrevivientes al “trío de músicos cubanos que habían llegado a Santo Domingo 13 días antes de las elecciones para realizar una serie de presentaciones”, la buena nueva aún no había llegado a la Isla.

El propio Miguel relató: “Se corrió la bola que habíamos fallecido y hasta salí hablando en una misa espiritual”. La conmoción de su regreso a Santiago de Cuba en un avión del ejército fue tal que algunos fanáticos le adjudicaron la virtud de la inmortalidad. “El ciclón hizo mucho daño, y a mí me hizo mucho daño porque vi mucha gente muerta y tuve que cargar muchos muertos”, rememoró también el autor de temas universales como Son de la loma y El que siembra su maíz.

De aquella nefasta experiencia derivaría uno de los sones más populares de Matamoros, llamado El trío y el ciclón, que en su estribillo dice: “Espiritistas inciertos, que muchos hay por allá, porfiaban con terquedad, que los del trío había muerto. Cada vez que me acuerdo del ciclón, se me enferma el corazón”. 

Exit mobile version