MATANZAS, Cuba. – Luis Ángel Pérez Díaz, licenciado en Historia, y María Antonia Salgado Muñiz, graduada de Psicología, crearon en 2019 uno de los emprendimientos más conocidos de la ciudad de Matanzas: la tienda de regalos Caprichitos.
Actualmente, ambos se dedican por completo al proyecto creativo que concibieron: “La decisión fue de los dos. Estábamos en Matanzas y en algún momento la idea de irnos del país la pusimos en pausa, decidimos unirnos en un proyecto de vida, de trabajo y la idea de Caprichitos estaba ahí. Mi novia ya había trabajado en otras tiendas de regalos en La Habana como proveedora de materiales para manualidades. Nos unimos, un día nos sentamos a hablar y surgió la idea. Aquí estamos, cinco años después, dando pelea”.
En sus inicios, Mary era quien vendía los productos y hacía las publicaciones en las redes sociales para promocionar su trabajo. Ahora, la pareja dirige un equipo que apoya el trabajo desde diferentes aristas profesionales. Además, la tienda de Caprichitos cuenta con productos de otros emprendimientos nacionales con los que se han mantenido colaborando desde varios años.
“Creo que todo son cosas buenas, aunque a veces hay barreras: la pandemia ha sido un gran obstáculo, un golpe duro, pero nos estamos reinventando. En Cuba es un camino menos trillado, y de un tiempo para acá hay más oportunidades y muchas personas han decidido ―por la situación económica que vive el país, la poca remuneración que tienen los jóvenes recién graduados y los veteranos― emprender con mayor o menor éxito”, señala Luis Ángel.
No obstante, el joven reconoce: “El obstáculo principal de emprender en Cuba es la situación económica, la inflación, los precios de las necesidades básicas elevadas, y que las personas piensan antes de darse un caprichito por la difícil situación económica que atraviesa el país y el mundo”.
En sus inicios, un aparador pequeño fue el primer mostrador de la tienda situada en la calle Milanés, en la ciudad de Matanzas. Después siguió un estante de tres pisos, y en la actualidad cuentan con todo un local de repisas que cautiva por la variedad de artículos que ofertan.
“Cuando empezamos, la situación de Cuba era diferente; en cinco años han cambiado muchas cosas. Hay personas que han elegido este trabajo, porque, aunque Cuba ha estado separada del mundo, es parte de él, y emprender un camino por cuenta propia es motivante, es un reto, un desafío. Creo que eso del emprendimiento depende de los focos con los que se mire”.
“Como cualquier cosa a día de hoy, cambiante, pospandémica, con una emigración masiva, y con todos los requerimientos legales que lleva emprender en Cuba, tiene varios riesgos mentales y el práctico ―que vaya mal la venta― pero lo elegimos y lo seguimos haciendo”, comenta Luis Ángel.
Desde funkos, aretes de cerámica fría, marcos para fotos, cajas de música, bolsos de tela hasta scrunchies para el cabello forman parte de la oferta de Caprichitos. “La clave para que un emprendimiento tenga éxito es complicada, pero creo que hay que soñar, aunque a veces el medio, el país y la economía te lo impidan. Tengo casi 34 años y no quiero dejar de soñar amén de que entiendo que hay mucha gente que tiene sueños que no puede llevar a la práctica por muchas cosas que son respetables y duras”.
Y como buenos soñadores Mary y Luis Ángel, junto a todo el equipo de la tienda de regalos matancera, poseen proyectos para la segunda mitad del 2024: “Tenemos una gama amplia de ideas que sé que van a ser la clave de una mejoría amén de la situación del país, del mundo, de la emigración, de la falta de apoyo. Tenemos proyectos en cuanto a ventas online para el público que ha emigrado y que nos pregunta por redes sociales cómo pueden hacerle llegar un caprichito a su familia en Cuba”.
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