Ismael Hernández Chirino, uno de los pilotos cubano que huyó de la isla en un ala delta motorizada en marzo de 2023 contó que el planeador que usaron estaba viejo y con parches.
Una de las preocupaciones de los dos pilotos que escaparon era que el planeador se rompiera, dijo el joven en una entrevista con BBC.
Los jóvenes estuvieron volando durante una hora y 50 minutos hasta llegar a Cayo Hueso.
También en marzo, el régimen calificó a Hernández Chirino y a David López Alfonso como desertores. El oficialismo refirió que el planeador, con matrícula CU-U 1619, pertenecía al Club de Aviación de Cuba y prestaba servicios al turismo en la modalidad de Deportes Aéreos en las Playas del Este habanero.
El Club de Aviación de Cuba denunció el hecho como una “franca violación” del espacio aéreo cubano y pidió a las “autoridades internacionales correspondientes” que “se apliquen a estos individuos las sanciones correspondientes a la gravedad del caso y la devolución del equipo sustraído”.
En julio pasado López Alfonso y Hernández Chirino ganaron sus casos de asilo político ante un juez de emigración.
Luego de su llegada a Estados Unidos los familiares de los pilotos hablaron con la prensa pidiendo que no fueran devueltos.
En declaraciones a Telemundo 51, Laura Hernández Chirino, hermana de Ismael, dijo que la familia desconocía los planes de ambos, pero pidió que no los retornaran a Cuba por temor a las represalias.
El 25 de marzo los dos cubanos llegaron al aeropuerto de Cayo Hueso, Florida. Allí fueron detenidos y puestos en manos de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, según confirmó Adam Linhardt, portavoz de la Oficina del Alguacil del condado More a la prensa local.
