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Cary Roque: la voz y el ejemplo

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Cary Roque: la voz y el ejemplo

LAS TUNAS, Cuba. — Triste noticia. Este miércoles, en Miami, a los 82 años de edad, murió Cary Roque, o Caridad Roque Pérez, como dice su inscripción de nacimiento y el acta del tribunal “revolucionario” que en 1961 la condenó a 20 años de cárcel cuando ella sólo tenía 19 años de edad.

Hace algunos años, el presidente de Estados Unidos Donald Trump (2017-2021) llamó a Cary Roque la “corajuda disidente cubana”. En respuesta a esa deferencia, voceros castrocomunistas organizarían una campaña que, pretendiendo ser de descrédito (llamándola “suministradora de explosivos para actos terroristas en La Habana”, “traficante de armas para bandidos alzados en el Escambray” y “reclutadora de periodistas independientes en Cuba”), en realidad, enaltecería el quehacer patriota de la periodista que, pudiendo vivir holgadamente de su profesión y tener hijos, optó por arriesgar su libertad para ayudar a quienes exponían la vida por salvar a Cuba del totalitarismo comunista.

Luego de cumplir 16 años y medio de cruel prisión política, excarcelada por gestiones del presidente Jimmy Carter, no cejó en los propósitos de ver a Cuba libre empleando esa poderosa arma que es la palabra.

Fue Cary, y debido a su lucha y a sus largos años de cárcel enconada, una mujer de temperamento fuerte, alerta, exploradora, hora precisa, hora recelosa, pero sin perder nunca el sentido de justicia, de equidad y de aplomo. De mí dijo a amigos recíprocos —años después ella misma me lo confesaría— que, por mi instrucción, yo debía ser no meramente el jefe de una red de espías en Estados Unidos con una fachada novedosa, sino un oficial de inteligencia cuya misión sería algo así como seleccionar y estudiar candidatos para luego proponer su reclutamiento como agentes castristas. Cuando me decía eso, yo me reía y ella me contestaba, “era lo que yo pensaba de ti. Y te estaba observando”. Así era Cary, humana, una mujer a quien la cárcel no consiguió destruirla.

Cary Roque junto al autor
Cary Roque junto al autor (Foto: Cortesía)

Un día en Miami, cuando por mera curiosidad jurídica pregunté a Cary Roque cuál había sido la petición fiscal y por qué delito la habían condenado, me dijo, “me pidieron 30 años de cárcel por conspirar contra los poderes del Estado, al final la condena fue de 20 años, de los que cumplí 16 años y medio”.

“Pero Cary, si una noche los mismos castristas que la hicieron condenar a usted a 20 años de cárcel pusieron en La Habana 100 bombas, no recuerdo si fue en 1957 o en 1958, pero en todo caso la llamada noche de las 100 bombas ocurrió dos o tres años antes de imputarle a usted la tenencia de explosivos, ¿de cuáles poderes del Estado estamos hablando?”, pregunté a esa periodista incisiva que fue Cary Roque, respondiéndome ella: “Estamos hablando de un Estado terrorista, que es el que gobierna en Cuba hace más de medio siglo, yo soy una gota de agua en ese océano”.

En Radio y Televisión Martí, Cary fue una de las voces más escuchadas en Cuba por su oposición al régimen y toda la connivencia que pudiera existir con el castrismo (ya fuera de la administración Obama o de la Unión Europea). También destacaba si la noticia del día era de los propios problemas y dificultades de la oposición, en su objetivo cimero: la transición del totalitarismo a la democracia en Cuba, y me consta, por haber participado como invitado en muchos de esos programas, fundamentalmente en Cuba al día, que ha sido una exploración perenne de la cotidianidad en el archipiélago cubano.

Cierto que hace algunos años Cary tomó el camino de la jubilación, pero la sabíamos ahí. Ahora, la voz respetada de ella ya no estará. Y es triste que haya concluido sus días, a los 82 años, sin ver la libertad de Cuba. No, ya no está Cary Roque, pero nos falta la libertad y está su ejemplo. Sigámoslo.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
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