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Yulieski Gurriel y Kendrys Morales, dos titanes por la corona de una generación

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Yulieski Gurriel y Kendrys Morales, dos titanes por la corona de una generación
Yulieski Gurriel y Kendrys Morales, dos titanes por la corona de una generación

LA HABANA, Cuba. – Hace algún tiempo que la figura de Yulieski Gurriel circula en las conversaciones sobre el mejor pelotero cubano de todos los tiempos, aunque su prolífica carrera no ha concluido. Al estelar veterano no pocos lo sientan en la misma mesa donde comen las dos principales leyendas del pasatiempo nacional: Martín Dihigo y Omar Linares, en una comparación de difícil consenso.

Que los tres ases se hayan desempeñado en épocas y ligas diferentes echa por tierra las métricas que puedan aportar las estadísticas. Por ello, la valoración más verosímil sería entre jugadores que brillaron en un mismo periodo de tiempo.

En ese tipo de enfrentamientos, la comparación más natural de Yulieski Gurriel sería con Kendrys Morales, pues ambos se dieron a conocer durante la quinta edición del Campeonato Panamericano de Béisbol Sub-18, celebrado en la ciudad de Camagüey, en 2001, donde generaron grandes expectativas respecto a lo que podían lograr en Series Nacionales. 

“Aquella talentosa generación reunía a Ifreidi Coss, Juan Carlos Linares, Zaidel Beltrán, Dennis Suárez, Yamel Guevara, Ronnier Mustelier, Alexei Bell, Roberto Álvarez y otros talentosos prospectos, pero solo ellos consiguieron triunfar en Cuba y después en Grandes Ligas. Ahí se resume por qué deben ser comparados entre ellos”, dijo a CubaNet Héctor Valle Martínez, entrenador capitalino de categorías infantiles.

Una rivalidad que nace

“El arribo de Kendrys y Yulieski a la categoría de mayores (Serie XLI) fomentó una rivalidad que hacía años no se veía”, explicó Alfredo Marchán Valdés, exárbitro que trabajó en torneos provinciales de La Habana y perteneció a grupos de apoyo a la Serie Nacional. 

“Kendrys era un fenómeno, por su potencia como bateador ambidiestro y habilidades para pichear. Después del año de novato la afición veía en él a un jugador capaz de marcar época. Yulieski también tenía un talento enorme, pero desde el primer día tuvo que demostrar más que nadie. Ser hijo de Lourdes Gurriel le jugó en contra”, amplía Marchán.

El espirituano alcanzaría una popularidad desmesurada, que iba más allá de su trabajo dentro de los terrenos de juego. Sumaba seguidores a la par de detractores. En un sector existía la percepción de que las autoridades deportivas lo favorecían, a pesar de que Kendrys generaba mejores números durante el corto periodo que coincidieron en Series Nacionales.

“Los narradores lo trataban diferente, era el niño lindo de la pelota cubana. Hasta el Gobierno lo mimaba, todo el mundo sabe que incluso llegó a codearse con miembros de la familia de Fidel Castro. Gozó de ese estatus que existe en este país, donde algunas cosas pesan más que los resultados”, destacó Elio Chang Turiño, un aficionado del béisbol.

¿Qué dicen las estadísticas del Yuli?

La versatilidad de la “Piña” conjuga tacto y poder ocasional al bate, excelente defensa, velocidad y gran brazo para rematar corredores ágiles. Un ejemplo de su polivalencia es que fue el primero en conectar 20 jonrones y estafar 20 bases en una misma temporada nacional, a la vez que inauguró el club de los 200 cuadrangulares usando bate de madera.

A lo largo de 15 temporadas domésticas, compiló 337 de promedio de bateo, producto de 1.705 inatrapables distribuidos en 1.103 sencillos, 327 dobles, 63 conexiones de tres esquinas y 282 vuelacercas. Se proyectaba que también se convirtiera en el primero en sobrepasar la barrera de los 2.500 hits en Series Nacionales. 

En junio de 2016, a los 32 años, firmó con los Astros de Houston para jugar en el mejor béisbol del mundo. Con los Siderales se mantuvo siete campañas, en las que ganó dos anillos de Serie Mundial. Su mejor temporada ocurrió a sus 37 primaveras, en 2021, cuando se convirtió en el primer cubano en ganar un título de bateo de Grandes Ligas en las últimas cinco décadas. 

Ese año también obtuvo el Guante de Oro como defensor de la primera almohadilla, siendo el jugador de esa posición más veterano en ganar el premio. 

Tras la salida del equipo de ciudad espacial, en 2023 obtuvo un contrato anual de Ligas Menores con la franquicia de los Marlins, quienes lo subieron rápido a la nómina grande, aunque sin ofrecerle suficientes chances de afianzarse.

Tras varios meses desempleado en la última zafra, los Bravos de Atlanta le ofrecieron un nuevo contrato en las menores. Su sólido trabajo con los Gwinnett, equipo de la sucursal en Triple A, llamó la atención de unos Reales de Kansas City que, envueltos en la pelea por entrar a la postemporada, habían perdido por lesión a su primera base, Vinnie Pasquantino.

Así, a la edad de 40 años, retornaba a la Gran Carpa. Como big leaguer acumula 927 desafíos, compilando para 280 de average, 98 jonrones, 225 dobles, ocho triples, 468 carreras impulsadas y 439 anotadas. Puede presumir de ser el único jugador que ganó los Juegos Olímpicos (2004), la Serie del Caribe (2015) y la Serie Mundial de las Grandes Ligas (2017 y 2022).

Un recorrido con el “sensacional” Kendrys Morales

Kendrys Morales comenzó su carrera a palo limpio, jugando para Industriales con apenas 17 años. En su año de novicio implantó seis récords para esa categoría: jonrones (21), dobles (24), sencillos (114), empujadas (82), anotadas (60) y extrabases (46). Su poder al bate fue despiadado, parado a uno y otro lado de la goma.

En la segunda temporada no pegó tantos jonrones, afectado por una lesión que le privó de jugar varios partidos. No obstante, su promedio ofensivo quedó en un astronómico 391. En 2003 sería vetado de jugar en casa, luego de resultar señalado de contactar a un agente de beisbolistas profesionales, mientras representaba a Cuba en el torneo preolímpico que se desarrollaba en Panamá.

En su breve paso por Series Nacionales, acumuló 330 de average, conectó 37 cuadrangulares, alcanzó 416 de OBP, 537 de SLG, 953 de OPS y le regalaron 116 bases por bolas. Para retornar a los terrenos le urgía abandonar el país, y Kendrys lo intentó vía marítima en cuatro ocasiones hasta arribar en una lancha a los Estados Unidos, en 2004.

Dos años más tarde volvió a debutar, esta vez en la Major League Baseball (MLB) con los Angelinos de Los Ángeles. Pero no fue hasta 2009 que completó su primera temporada de Grandes Ligas, en la que compiló 306 de average, repartió 43 biangulares, 34 jonrones e impulsó a 108 compañeros, quedando quinto en la selección del MVP de la Liga Americana.

El siguiente año sería nefasto para su carrera. El 29 de mayo de 2010 conectó un Grand Slam ―su primero como mayorista― que dejó tendido al rival. Al finalizar el corrido de las bases, para celebrar, se deslizó en home y sufrió una fractura en su pierna izquierda. Hasta ese momento, en 51 juegos, bateaba para 290, con 11 cuadrangulares y 39 remolques.

El desafortunado incidente le costó perderse dos zafras. De regreso no sería el mismo hasta que, en 2015, luego de pasar dos años entre los Marineros de Seattle y los Mellizos de Minnesota, firmó un nuevo contrato por dos temporadas con los Reales de Kansas City. Año de renacer, en el que se convierte en campeón de la Serie Mundial y se agencia el Bate de Plata al mejor bateador designado. 

De los Reales continuó rumbo a los Azulejos de Toronto, para finalizar su trayectoria en 2019 turnándose de los Athletics de Oakland a los Yankees de Nueva York. En total, en 13 contiendas bateó 265 de average, a razón de 1.289 conexiones que valieron al menos una base, de ellas 213 se fueron más allá de los límites y 257 resultaron dobletes, además de empujar 740 carreras.

Además, tiró dos entradas, permitiendo un hit y una carrera limpia, con tres bases por bolas, en par de relevos forzosos. Es el único antillano con dos vuelacercas en una misma entrada, uno a cada mano, siendo el tercero en la historia de todas las Grandes Ligas que consigue la hazaña de esa manera. 

También pertenece al selecto grupo con la segunda racha más larga de juegos consecutivos conectando al menos un cuadrangular, con siete fechas seguidas despachando la bola por encima de las cercas.

En su palmarés, junto al anillo de Serie Mundial atesora un campeonato cubano y una Copa del Mundo (amateur). Como dato curioso, tanto en su primer partido de Grandes Ligas como en el último que participó, en representación de los Bombarderos del Bronx, conectó en cada desafío de 5-3 con un jonrón.

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