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Venezuela: El presidente electo exiliado y el principio de la efectividad olvidado 

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Venezuela: El presidente electo exiliado y el principio de la efectividad olvidado 
Venezuela: El presidente electo exiliado y el principio de la efectividad olvidado 

PUERTO PADRE, Cuba.- En un avión ejecutivo de la Fuerza Aérea española –y dice mucho del pasajero ese transporte militar en vuelo intercontinental– este domingo llegó a Madrid procedente de Caracas, Edmundo González Urrutia, presidente electo de Venezuela, según las actas de las elecciones del pasado 28 de julio, certificaciones comiciales hechas públicas por la oposición, pero que el régimen de Nicolás Maduro, aferrado tozudamente al poder, se ha negado a mostrar pues con ellas expondría su derrota.

Y es precisamente la publicación de esas actas, de los votos, elector tras elector, uno de los varios cargos criminales imputados, mejor dicho, traídos por los pelos por la fiscalía madurista, pretendiendo llevar a la cárcel a González Urrutia, un hombre de 75 años de edad, exdiplomático de carrera, haciéndolo el perseguido político número uno de la dictadura en Venezuela, y que lo hiciera refugiarse de incógnito y desde el 29 de julio, como “huésped” en dos embajadas europeas en Caracas, en la de Países Bajos hasta la semana pasada, y en la de España hasta su partida al destierro este sábado.

A propósito, la víspera, y ya en trámites de ejecución el exilio de Edmundo González, el presidente del Gobierno español Pedro Sánchez de Edmundo dijo: “Es un héroe a quien España no va a abandonar”.

Pero resulta que Edmundo González Urrutia hoy se encuentra en España como exiliado político, sí, pero en condición de ciudadano venezolano, común y corriente, como la diáspora venezolana por el mundo.

Y es útil preguntar: ¿El próximo 10 de enero se mantendrá Nicolás Maduro como “presidente constitucional” de Venezuela? Y si fuera así: ¿Cómo procederá la comunidad internacional ante ese despropósito de los principios fundacionales de las Naciones Unidas…?

El principio de la efectividad

En Derecho Internacional existe el principio de la efectividad para el reconocimiento de un Gobierno, precepto que se funda en la garantía de una presidencia nueva para ejercer el poder dentro de los límites del territorio del Estado, y presupone la viabilidad de esa administración y el apoyo de la población.

Y se sabe: Edmundo González pasó de diplomático en retiro a líder político formal. Pero nadie, en su sano juicio y de buena fe, puede poner en dudas que hoy la líder natural de Venezuela que movió y mueve multitudes es María Corina Machado, que, inhabilitada de forma espuria por la dictadura, supo como rasgo intrínseco de la persona con liderazgo natural, apoyarse en otros, y así delegó autoridad y traspasó capital político a González Urrutia. Cabe ahora preguntar:

¿Según el principio de la efectividad, qué duda cabe del apoyo del pueblo venezolano a un nuevo Gobierno por el que votó de forma mayoritaria…?

¿Qué dudas tienen los presidentes de España, Estados Unidos, la Unión Europea, Latinoamérica y del mundo civilizado todo, que aún no han reconocido la viabilidad para el ejercicio de los poderes del Estado por parte de un nuevo Gobierno en Venezuela…?

¿Cómo no reconocer en la persona de Edmundo González al presidente electo el 28 de julio cuando las actas comiciales así lo prueban…?

Presidente electo

Si los señores presidentes miran sólo hacia una persona y no hacia la nación que se pronunció en las urnas están equivocados.

La represión por persecución política que configura un delito de lesa humanidad y un crimen internacional, no comenzó a propósito de estas elecciones el 28 de julio, cuando aparecieron en motocicletas por las calles de Caracas y de otras ciudades, cientos de paramilitares y parapoliciales llamados “colectivos”, intimidando a los opositores y a la población en general.

Recuérdese que ya antes del 28 de julio el propio Nicolás Maduro anunció un “baño de sangre” si no salía vencedor, luego no es extraño que al día siguiente de las elecciones en las que se supo ganador ante quienes carecen de capacidad autocrítica, por su seguridad González Urrutia buscara refugio en una legación diplomática, del mismo modo que ahora ha buscado asilo en España.

A quienes han menospreciado su proceder, les sugiero ponerse en lugar de sus semejantes antes de criticar a una persona de más de 70 años que, cómodamente, disfrutaba de su retiro, cuando María Corina fue a pedirle que ocupara su lugar en nombre de Venezuela. Luego… se trata de Venezuela en la persona de un hombre que es esposo, padre y abuelo.

En el exilio

Pero ahora Edmundo González Urrutia es otro venezolano exiliado. Y ese exilio es un dedo acusador contra Nicolás Maduro y su régimen, pero también contra muchos que se dicen amigos de la democracia.

En contraposición a ese dedo acusador contra Maduro, acusación natural esa, González Urrutia, que en el exilio debía hacer lo que mejor sabe hacer y para lo que está calificado, que es el trabajo diplomático para allegar Estados a su país, destruido por una dictadura, sencillamente, está en desventaja para realizar esa labor.

Aunque viajó a Madrid en un avión ejecutivo de la Fuerza Aérea española, ni el presidente Sánchez, que lo elevó a la condición de “héroe”, ni Joe Biden, ni Lula da Silva, Petro o López Obrador o tantos otros presidentes, por obra y gracia de la negación del principio de reconocimiento, ignoran que en Madrid vive exiliado no otro venezolano, sino el presidente electo de Venezuela. ¡Lástima! (Por la democracia más que por Edmundo).

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