AREQUIPA, Perú – Autoridades castristas liberaron esta tarde al realizador cubano Orlando Mora Cabrera, director del corto censurado Matar un hombre, a quien detuvieron durante el mediodía y motivara una denuncia de la Asamblea de Cineastas Cubanos (ACC).
“Ya estoy en casa, estoy bien. Gracias y un fuerte abrazo”, escribió el joven cineasta en redes sociales, sin ofrecer mayores detalles del incidente.
En una publicación de Facebook, la ACC informó que el joven cineasta fue arrestadocerca de las 12:30 PM por tres agentes del Ministerio del Interior (MININT) y durante horas se desconoció su paradero.
Durante la detención, los esbirros del régimen cubano indicaron que conducirían a Mora Cabrera hacia la estación policial ubicada en Zapata y C, de La Habana.
“Después de varios contactos, nos aseguran que allí no se encuentra. Hasta el momento no conocemos su paradero ni los motivos de su detención. Denunciamos esta irregularidad y expresamos nuestra solidaridad con Orlando Mora”, señala la publicación.
A inicios de esta semana, el realizador abordó la exhibición de su película para el público cubano en dos espacios alternativos, luego de que la misma fuese prohibida en el Festival de Cine de La Habana.
“Agradezco que, a pesar de todo, la película se pudo compartir. Otras no han tenido la misma suerte. La alegría de exhibirla no alivia el dolor que causa la exclusión, es un agravio que no debemos olvidar (…) Mi anhelo: que todo el cine cubano sea visto en Cuba”, escribió el director.
“En las circunstancias actuales, hacer un cine que cuestione las contradicciones de nuestra realidad social y política, con exigencias éticas y estéticas, es necesariamente un cine de la resistencia”, agregó.
En Cuba, las películas u obras cinematográficas pueden ser vetadas por una amplia variedad de razones, incluyendo el tema que tratan, las posturas políticas de su director, el momento de su estreno, o incluso las enemistades del autor con los comisarios políticos del arte revolucionario.
La censura se ha naturalizado como un mecanismo totalitario, similar al de la antigua Unión Soviética, y se ha convertido en una parte inseparable de la política cultural del país desde 1959.
Los comisarios culturales se han esforzado por evitar que se cuente un país que no se ajuste al imaginario oficial, y cuando los realizadores traspasan los límites permitidos, son condenados al ostracismo y sus producciones son vetadas.