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El Consejo Nacional de Casas de Cultura reconoció la labor artístico-pedagógica de Carlos Alberto Tin Cremata Malberti, con el otorgamiento del Premio Nacional de Cultura Comunitaria 2024
«Si me abrieran el pecho, debo tener ahora hermoso el corazón». Con este pensamiento martiano se identificó Carlos Alberto Tin Cremata Malberti, al saber que había sido galardonado con el Premio Nacional de Cultura Comunitaria.
«Se lo dedico a mi mamá, Iraida Malberti, que me enseñó a no olvidar nunca ser “monte entre los montes”, al tiempo que intentábamos ser “arte entre las artes”; y a Doña Berta Martínez, mi otra mamá de la vida (más que del teatro), a quien, desde Yaguajay, siempre “el arroyo de la Sierra le complacía más que el mar”. También a todas las personalidades, agrupaciones y grupos portadores que nos han precedido, y a los muchos que nos sucederán», comentó a Granma el Director General de la Compañía de teatro infantil La Colmenita.
Tin Cremata, el adulto con corazón de niño, ha dedicado su vida al trabajo sociocultural-comunitario. Dentro de La Colmenita, compañía de teatro infantil que fundó y dirige desde hace más de 30 años, declarada Embajadora de Buena Voluntad de la Unicef y orgullo de la cultura cubana, ha formado a muchas generaciones de niños; inculcándoles valores morales, así como el amor por el arte y a la Patria.
Motivados por el pensamiento martiano, con la voluntad de hacer el bien en cada acción, y bajo la guía de Tin, han llevado su panal de amor a los lugares más recónditos de la geografía nacional, regalándoles alegría y esperanza a niños y adultos.
Este compromiso social y humanista quedó demostrado, una vez más, tras el paso del huracán Oscar por la región oriental. La Colmenita participó, junto a otros artistas, en la recogida de juguetes y otros donativos para los damnificados en las comunidades más afectadas.
Las abejitas cubanas también se han presentado en comunidades de varios países. En esos lugares ha sido reconocida la labor pedagógica y artística de Tin, quien ha impartido talleres en los sitios más vulnerables y necesitados, propiciando la participación infantil. Además, ha contribuido a impulsar la creación de otras colmenitas, como La Colmenita Bolivariana. La familia colmenera crece por el mundo, expandiendo los lazos de solidaridad y alzando la voz, por medio del arte, en defensa de los derechos de la niñez.
El destacado director artístico dijo a Granma que trabajar con niños le ha dado «todos los aprendizajes y todas las responsabilidades», y aludió a las palabras del poeta Andrés Eloy Blanco, al escribir que, cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro y el corazón afuera. Y cuando se tienen dos hijos, se tienen todos los hijos de la tierra… «Imagínate nosotros que estamos desbordados de hijos, agrupados en toda Cuba y el mundo, como las colonias de abejas…», comentó.
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