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Síndrome de Ulises: el mal de los migrantes

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Síndrome de Ulises: el mal de los migrantes
Síndrome de Ulises: el mal de los migrantes

LA HABANA, Cuba.- La migración constituye un problema cada vez más grave en el mundo moderno, no solo por su impacto demográfico, económico y político; sino por los trastornos que ocasiona a nivel personal en quienes se ven obligados a abandonar su país y sus seres queridos para buscar mejores oportunidades.

El llamado Síndrome de Ulises ha sido descrito como un cuadro psicológico o malestar emocional que, en sus casos más severos, puede desencadenar un estrés crónico y múltiple debido a factores como la separación forzada, que supone una ruptura del instinto del apego; la lucha constante por la supervivencia; la sensación de fracaso cuando el proyecto migratorio no rinde los frutos esperados en el tiempo deseado; y el miedo a las diversas circunstancias a que se exponen los migrantes: tráfico de personas, mafias, indefensión en materia de derechos y riesgo de ser deportado.

Una de las faces relacionadas con el Síndrome de Ulises es el llamado “duelo migratorio”, que básicamente consiste en un proceso de reestructuración de la persona ante la pérdida o distancia de sus seres queridos, su hogar, su país. Dentro de esta categoría “el duelo recurrente y de larga duración” suele ser el que más afecta a los cubanos, obligados, en la mayoría de los casos, a mantener contacto con su país a través de llamadas o períodos vacacionales cortos.

Son muchos los migrantes cubanos que de forma recurrente ansían volver a su patria, especialmente si en su nación de acogida se producen crisis económicas donde los outsiders se llevan la peor parte. Los deseos de regresar son directamente proporcionales a la sensación de fracaso. Por consiguiente, el duelo migratorio puede intensificarse y provocar el Síndrome de Ulises.

La sintomatología característica de dicha afección incluye depresión, sobre todo si la persona ha sufrido reveses de tipo económico, lo cual deriva en un sentimiento de culpa por “no estar a la altura”; la ansiedad, que se traduce en irritabilidad, nerviosismo y, frecuentemente, insomnio; y expresiones psicosomáticas como cefalea y fatiga.

Aunque los expertos han determinado que el Síndrome de Ulises no es una enfermedad mental, sino una crisis intensa de estrés, se le debe prestar mucha atención a sus manifestaciones y posibles efectos. Un malestar emocional que se prolonga en el tiempo sin el cuidado apropiado, puede derivar hacia un cuadro psiquiátrico transitorio, pero grave, e incluso volverse crónico.

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