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Albert Einstein reflexionó en una de sus conferencias sobre la tecnología y su uso: “¿Por qué esta magnífica herramienta científica, que ahorra trabajo y facilita la vida, nos aporta tan poca felicidad? La respuesta es simple: porque aún no hemos aprendido a usarla con tino”. Aunque la cita se refiere a otro contexto social, el actual es muy similar. Para el entrevistado, Alfredo Quintana, subdirector del Centro de Investigación del Deporte (CIDC), no se puede conceder una herramienta tecnológica sin un ser pensante que sepa manejarla.
“Tener una tecnología y no saber utilizarla es como ser dueño de un Ferrari sin saber conducirlo”.
El CIDC es fundamental para el apoyo científico a todos los deportes en nuestro país. No se limita solo al alto rendimiento, sino que también abarca la formación desde categorías menores.
“Contamos con proyectos enfocados en la transición de los niños en los combinados deportivos, utilizando modelos para detectar potencialidades y talentos. La Dirección Nacional de Educación Física y Salud ha generado protocolos para evaluar a jóvenes promesas en las provincias. Estas orientaciones se conocen como API, que significa “Atletas con Perspectiva Inmediata”, y se refieren a aquellos encaminados a convertirse en nacionales de alto rendimiento”, explica Quintana.
El centro colabora con diversas entidades científicas para satisfacer las demandas tecnológicas de todos los deportes. “Cada disciplina tiene establecido un sistema de mandatos tecnológicos, cuyo objetivo es proporcionar soluciones adecuadas para gestionar sus necesidades”.
“Tenemos un área dedicada a la biomecánica, encargada de realizar ejercicios de campo. Además, contamos con una zona de antropología funcional que evalúa principalmente la composición corporal y la postura para prevenir lesiones. La neurociencia tiene múltiples aplicaciones; la relacionamos con cardiología, donde hemos establecido protocolos específicos para evaluar el esfuerzo físico, proporcionando datos precisos sobre las condiciones de los atletas”.
Aunque todos los deportes son importantes, los científicos trabajan por ciclos olímpicos en busca de los mejores resultados en este torneo clave para el país. “Hemos tenido aportes significativos en los dos últimos Juegos Olímpicos. El canotaje es uno de los deportes que más ha evolucionado en cuanto a resultados. Corregimos errores técnicos derivados de influencias erróneas en los métodos de entrenamiento que nos restaban centésimas y nos impedían obtener resultados más destacados, como el oro en Tokio 2020 y el bronce de Yarisleidis Cirilo en París 2024”.
“El boxeo fue el primero en utilizar un sistema de inteligencia deportiva que funciona como base de datos. A entrenadores y atletas les ofrece un análisis del combate en tiempo real, el estudio del contrario y otras variables fisiológicas. Esta herramienta fue implementada en los juegos olímpicos pasados para las 12 peleas, donde facilitamos las características de los rivales, lo que permitió realizar un mejor planteamiento”.
A pesar de que es comprensible la necesidad de un cambio, es normal que entrenadores, acostumbrados a métodos más convencionales, muestren cierta resistencia. “Hay diferencias significativas en la adopción de nuevas prácticas. La situación es compleja, ya que existen personas que aún no ven la necesidad de estos cambios. Además, el deporte está muy segmentado y cada disciplina tiene sus propias necesidades, lo que complica aún más la implementación de la tecnología.
“Sin embargo, otros deportes reconocen la importancia de adaptarse y utilizar herramientas tecnológicas. La mayoría de los entrenadores están abiertos a ello debido a los grandes desafíos y la presión constante de las competencias. A menudo trabajan en condiciones difíciles y realizan un esfuerzo considerable para mantenerse al día”.
Debido a la dificultad que enfrentan los entrenadores no nativos digitales al adaptarse a nuevas tecnologías, muchas herramientas no se utilizan en su máxima capacidad.
Según Alfredo Quintana, “el béisbol dispone de un sistema informático muy potente que recopila datos e información de todas las áreas nacionales. Sin embargo, es fundamental señalar que el software por sí solo no enseña a pensar; es necesario desarrollar un enfoque estandarizado para el análisis. Estamos trabajando en la creación de mecanismos basados en reportes analíticos que permitan capacitar al personal encargado de realizar análisis más efectivos y tomar decisiones más informadas”.
Por otro lado, mantener todas las investigaciones científicas tiene un gran costo, y el centro, a diferencia de otros centros de investigación a nivel internacional, debe adoptar un enfoque más horizontal para buscar la especialización en diversas áreas.
En ese sentido Quintana señaló que “necesitamos estar alineados en la gestión financiera del programa sectorial y priorizar iniciativas que tengan un impacto inmediato, ya que los recursos son cada vez más limitados. Debemos ser eficientes en la aprobación de proyectos que realmente fomenten la innovación y mejoren nuestros sistemas”.
“Recientemente, establecimos contacto con una empresa alemana que cuenta con una tecnología prometedora. Aunque la administración bioquímica es costosa, los insumos son más sostenibles a largo plazo, ya que trabajan con base capilar. Estamos apostando por esta opción y actualmente estoy preparando una carta para extender un proyecto de colaboración. Esta iniciativa nos permitiría poner a prueba la tecnología en Cuba, capacitar a los especialistas que trabajarán con ella y, dependiendo de los resultados, evaluar la posibilidad de realizar inversiones para su adquisición.
“Además, si logramos implementar este proyecto, podríamos ofrecer servicios de marketing desde nuestra plataforma de laboratorio móvil a países latinoamericanos y europeos, facilitando la entrada de esta tecnología al mercado regional. Esto también nos permitiría comercializarla con beneficios económicos. Estamos buscando que toda innovación pase por un proceso de comercialización para cerrar el ciclo y recuperar las inversiones”.
“Es un viaje continuo”, dice Alfredo Quintana donde no solo se trata de implementar nuevas tecnologías sino fortalecer todos los campos teóricos y prácticos del deporte para que la tecnología que nos facilita la vida sea implantada con acierto.
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