La tasa de mortalidad infantil sigue muy deprimida en Cuba. A pesar de la buena noticia de que en 2023 fallecieron 74 bebés menos que el año anterior, la tasa se sitúa al cierre del año en 7,1 muertes por mil nacidos vivos.
La cifra supone una mejoría con respecto a dos años aciagos, 2022 con 7,5 por cada mil y 2021 con 7,6, pero sigue siendo un 82% más que en 2018, cuando apenas hubo 3,9 por cada mil y, además, constatan una tendencia: la Isla se ha instalado en números anómalos comparada no con otros, sino consigo misma.
Cuba se había mantenido durante décadas en una tasa inferior a 5 por cada mil, uno de los indicadores de los que el régimen podía sacar pecho, al ser uno de los mejores del continente y capaz de competir con países del primer mundo, superando en ocasiones incluso a EE UU, como ya era el caso en los años 50, antes de la revolución. Esos tiempos, con tres años seguidos por encima de una tasa de 7 parecen haber quedado atrás. Precisamente en 2022, EE UU vivió con estupor su segunda subida consecutiva de la tasa de mortalidad infantil, que se situó en 5,6 por cada mil.
Los mejores datos mundiales siguen estando en los países de la Unión Europea y extremo Oriente, con Eslovenia y Singapur a la cabeza (1,5) y España y Portugal cerrando la lista de los 10 mejores (2,4)
Los mejores datos mundiales siguen estando en los países de la Unión Europea y extremo Oriente, con Eslovenia y Singapur a la cabeza (1,5) y España y Portugal cerrando la lista de los 10 mejores (2,4). Extraña en ese contexto que el Ministerio de Salud de la Isla persista en querer competir en esa liga, como lo hizo este miércoles al publicar su tradicional balance del año.
“Cuando el mundo exhibe cifras alarmantes y tristes, incluso en países desarrollados, esta disminución de las muertes en niños en la Mayor de las Antillas, constituye, sin temor a equivocarnos, todo un regalo al pueblo”, dice el texto, salpicado de retórica dirigida a ensalzar la labor de los médicos, un sector que vive horas bajas por los salarios miserables, la falta de recursos humanos, materiales y medicamentos por la incapacidad del Gobierno de satisfacer las demandas de la población.
Por territorios, el comunicado afirma que la mejor fue Pinar del Río con 3,1, seguida de Artemisa con 3,9; Holguín con 4,7; Sancti Spíritus con 4,8; Villa Clara con 5, 7 y Matanzas con 6,9. Además, hubo 25 municipios en los que no hubo ningún menor de un año fallecido.
En el extremo contrario se sitúa el grupo formado por las que mejoran pese a tener muy malas estadísticas. Es el caso de La Habana, que pasa de 9,5 a 7,9; Santiago de Cuba, de 9,9 a 8; Guantánamo, de 9,7 a 9,0 y Mayabeque, de 12,2 a 9,1. Se sabe que Las Tunas registró 7,3 fallecidos por cada mil nacidos vivos gracias a los datos provinciales facilitados recientemente en el oficialista Periódico 26, pero reina el silencio en la nota del Ministerio sobre Ciego de Ávila sobre Ciego de Ávila, que cosechó un récord en 2021, con una tasa de 13,8 por cada mil pero apenas un año después aseguró que pudo bajarla a 6,2.
Horas más tarde, el diario provincial Invasor ha hecho público el dato, que es de 7,5 finalmente, empeorando de forma notable la tasa de 2022. El medio oficialista, que titula la noticia Dos municipios avileños mantuvieron en cero la mortalidad infantil en 2023, no hace mención alguna a las posibles causas de ese retroceso.
Con los datos disponibles, nacieron en Cuba 90.374 bebés, frente a los 95.402 de 2022 y los 99.093 de 2021, una caída tan sostenida como previsible en un país que pierde población joven por una migración masiva aunque, a su vez, deja cifras elevadas de embarazos adolescentes.
La tasa de mortalidad preescolar también cayó, al pasar de 4,1 a 3,6 por 10.000 habitantes este 2023, con 35 fallecidos menos; mientras la escolar bajó de 2,4 a 2,1 por 10.000, con 28 muertes menos.
La tasa de mortalidad preescolar también cayó, al pasar de 4,1 a 3,6 por 10.000 habitantes este 2023, con 35 fallecidos menos; mientras la escolar bajó de 2,4 a 2,1 por 10.000, con 28 muertes menos
Otra buena noticia es la tasa de mortalidad materna, que vuelve a bajar, pasando de 40,9 por 100.000 nacidos vivos a 38,7 en 2023. Por esto se felicitan las autoridades que lo atribuyen a “innovaciones tecnológicas en la atención obstétrica”, “mayor seguimiento al alto riesgo”, “evaluación diferenciada a las mujeres” y “otras notables estrategias para la reducción de parámetros negativos en lo que para el sector es prioridad y compromiso, esencia y conquista genuina de la Revolución”.
El último grupo de datos destacables es el de la tasa de mortalidad por defectos congénitos, que baja con respecto al pasado año, cuando fue de 1,0 por 1.000 nacidos vivos, a los 0,7 de 2023. “Es esta, entre las causas de muerte del menor de un año, la que más decrece en la Isla, dijo, en comparación con el anterior, que iguala el dato del 2020 y constituye la más baja registrada por malformaciones congénitas en Cuba y el mejor indicador de su tipo en las Américas”, afirma la nota.
El Ministerio de Salud Pública destaca los esfuerzos del Programa de Atención Materno Infantil (Pami), que si bien durante años facilitó las buenas cifras defendidas ante los organismos internacionales, últimamente ha sufrido una descapitalización señalada por los propios médicos, tanto por inversión como por la consecuencia que eso ha dejado, de escasez de personal. Sin embargo, la valoración global es positiva para las autoridades, que afirman sobre la tasa de mortalidad infantil que no está “aún en correspondencia con la tendencia a la disminución que mostraba la nación antes de los años de la pandemia, pero sí con tendencia a decrecer”.
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