La Habana/La artista cubana Zilia Sánchez falleció este miércoles, a la edad de 98 años, en San Juan, Puerto Rico, según confirmaron a este diario fuentes cercanas a la familia. Poseedora de una amplia obra, su creación se centró en la dualidad del universo, en la reflexión sobre cómo interactúan la luz y la oscuridad, o la vida y la muerte.
Nacida en La Habana en 1926, el arte llegó a su vida desde una edad muy temprana: su padre solía pintar en su tiempo libre. Como vecino, la familia de la niña tenía a Víctor Manuel, parte de una importante generación de artistas cubanos y autor del famoso cuadro Gitana tropical, quien aconsejó e inspiró a Sánchez.
La joven se graduó en la Academia Nacional de Bellas Artes de San Alejandro en 1957. Sánchez salió de Cuba en 1960, un año después de la instauración de la dictadura de Fidel Castro, y se mudó a Nueva York, donde se convirtió en miembro activo de la escena cultural de artistas y escritores emigrados. Entre 1966 y 1968 estudió en el Instituto Central de Conservación y Restauración, de Madrid, y también cursó grabado en el Pratt Institute de Brooklyn.
En la década de los 70 se instaló en Puerto Rico, donde se destacó en manifestaciones creativas como la pintura, la escultura, el dibujo y el diseño escenográfico. Su obra figura en el libro Grandes Mujeres Artistas, que compila la labor de 400 artistas durante un período de cinco siglos. Recibió la beca de la Fundación Cintas y a lo largo de su vida participó en innumerables eventos internacionales, como la Bienal de Sao Paulo.
“Me siento muy atraída por todo lo que contiene algo para proporcionar armonía donde no hay armonía”
“Me siento muy atraída por todo lo que contiene algo para proporcionar armonía donde no hay armonía”, explicó sobre su trabajo en una entrevista. La artista construyó un universo con formas que evocan la figura femenina, y en muchas ocasiones tituló sus obras con el nombre de mujeres destacadas de la historia universal y la mitología.
En Puerto Rico realizó varios murales en fachadas de edificios residenciales y desde 1991 se desempeñó como profesora en la Escuela de Artes Plásticas y la Liga de Estudiantes de Arte de San Juan. Su trabajo como maestra dejó un profundo legado entre varias generaciones de creadores boricuas que la definen como una lumbrera del arte abstracto y una tenaz educadora.
En su obra, de corte minimalista, utilizó lienzos estirados desde los que se proyectan relieves de formas punzantes, de connotación erótica, que la artista acentuaba con una pigmentación circular en tonos neutros como los grises, negros y ocres. Sus cuadros se incluyen en varias colecciones internacionales como la muestra de la Corporación Bienal de Medellín, en Colombia, también en el Instituto de Cooperación Hispánica de Madrid, y en el Miami Metropolitan Museum and Art Center (MMAC).
En 2019, el Museo de Arte de Ponce inauguró Zilia Sánchez: Soy Isla, organizada por The Phillips Collection, una retrospectiva de la artista que se convirtió en una poderosa metáfora de su experiencia personal y artística como isleña, simultáneamente conectada y desconectada de las corrientes artísticas internacionales.
Entre mayo y octubre de este año se presentó una exposición de la creadora cubana en el Instituto de Arte Contemporáneo de Miami bajo el título de Zilia Sánchez: Topologías / Topologies. La muestra reunió una treintena de piezas ejecutadas entre 1950 y 1996, y se complementó con un catálogo que incluyó nuevas fotografías, ensayos académicos sobre su trabajo y material de archivo.
“Desde mi punto de vista, Zilia fue una pionera y una voz única en el modernismo caribeño y latinoamericano, y ella combinó de manera muy original la abstracción geométrica y tendencias constructivistas que surgieron en todo el continente desde mediados del siglo 20, con unas posturas feministas, y eso es lo que realmente queda de su legado: fue una voz única”, explicó al periódico El Nuevo Día María Cristina Gaztambide, directora del Museo de Arte de Puerto Rico.
Según su última voluntad, el cuerpo de Zilia Sánchez será cremado.