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Médico de Granma expone contradicciones y arbitrariedades durante juicio

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Médico de Granma expone contradicciones y arbitrariedades durante juicio
Médico de Granma expone contradicciones y arbitrariedades durante juicio

SAN LUIS POTOSÍ, México.-  Rafael José Sánchez Vázquez, uno de los médicos granmenses sentenciados a prisión domiciliaria, ofreció su testimonio sobre una serie de contradicciones y arbitrariedades durante el juicio celebrado contra los galenos.

En medio del polémico caso sobre los seis médicos llevados a juicio en Granma por las supuestas negligencias que habrían provocado la muerte de un paciente accidentado de 23 años, Sánchez Vázquez declaró en un video de Youtube que la sentencia está llena de ambigüedades.

Su detallado testimonio relata el proceso judicial donde los galenos y testigos expusieron los hechos previos a la muerte del joven y donde consta que los procedimientos médicos fueron los adecuados e hicieron lo posible por salvar la vida del accidentado, a pesar de la falta de insumos básicos que impedía el éxito de las intervenciones.

A pesar de que los especialistas citados por la Fiscalía dijeron que el examen físico realizado por Sánchez Vázquez fue el óptimo, las acusaciones en su contra indican que “el imputado realizó observaciones postoperatorias con examen físico incompleto, no realizó examen de tórax ni del aparato respiratorio”.

El galeno, que había hecho un párrafo describiendo la situación del paciente, a partir de las radiografías que le examinaron, contó que al leerse este dictamen en el juicio, los especialistas de la Fiscalía reconocieron que en efecto, era suficientemente clara la valoración.

La engañosa sentencia de la Fiscalía

No obstante, en la imputación final, el texto recoge que la necropsia arrojó un traumatismo torácico debido a una fractura costal, que atribuyen al accidente. Sin embargo, la radiografía inicial no indicaba que existiera fractura al llegar al paciente.

Según Sánchez -y corroborado por la médico legal en el juicio-, el traumatismo torácico pudo deberse a la reanimación cardiopulmonar del joven la noche del fallecimiento. El hecho fue considerado como probable pues el proceso duró unos 30 minutos y puede producir este tipo de fracturas.

La Fiscalía, en aras de que la culpa recayera sobre los médicos, insistió en la versión de que el paciente ya tuviera el traumatismo torácico que, según ellos, fue omitido por Sánchez.

A pesar de que los testigos expertos en la materia y los acusados demostraron que no hubo irregularidades en los procedimientos quirúrgicos ni en la valoración médica, la culpa recayó sobre los galenos.

Otras omisiones: la falta de insumos

Además, la Fiscalía nunca consideró las circunstancias en que sucedieron los hechos, donde la carencia de insumos básicos para los procedimientos dificultó el trabajo.

En la sentencia la comisión investigativa señalaba la casi nula probabilidad de que el paciente se salvara, debido a la gravedad de las lesiones iniciales.

Únicamente al final, y de forma escueta, refirieron que existieron “problemas organizativos hospitalarios”. En el juicio, en efecto, al preguntarle a una de las especialistas de la comisión, esta refrendó que con esa conclusión se referían a la no existencia de suturas, ni películas para radiografías ni sonda vesical.

Sánchez refiere que su abogada preguntó a la mujer si esas condiciones hacían peligrar la vida del paciente y esta respondió de forma afirmativa, reconociendo que eran cuestiones relativas a la administración del hospital y en ella nada tenían que ver los médicos.

Ningún argumento hizo cambiar la posición intransigente de la Fiscalía, que arbitrariamente sentenció contra los médicos.

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El caso de los seis

La radióloga involucrada en el caso, Elizabeth Silvera, resultó absuelta, mientras que el resto de los implicados fueron condenados a prisión domiciliaria por períodos que van desde uno a tres años (su sobrino, William Pérez Ramírez, fue condenado a un año, Yoandra Quesada Labrada a un año y seis meses, Rafael José Sánchez Vázquez y Henry Rosales Pompa a dos años, y Ristian Solano a tres).

En el caso en cuestión, los galenos debieron operar a un paciente sin aspiración porque el equipo no servía, sin sonda vesical, ni tampoco levine, un insumo “indispensable” para la operación que pretendían realizar.

En medio de esas circunstancias y otras dificultades, la operación se llevó a cabo con los escasos medios disponibles y otros insumos que pudieron conseguir los médicos. El joven salió del salón a recuperarse y eventualmente falleció.

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