LA HABANA, Cuba.- Resulta imposible hablar sobre la evolución del danzón sin explayarse sobre los aportes del pianista, arreglista y compositor Antonio María Romeu, nacido el 11 de septiembre de 1876 en Jibacoa, localidad perteneciente a La Habana. Con apenas diez años había aprendido a tocar el piano de forma casi autodidacta, guiado por lecciones básicas que recibió del presbítero Joaquín Mariano Martínez, quien le permitía, además, practicar en el harmonio de la iglesia.
Para entonces el pequeño y talentoso Romeu tocaba el piano en los bailes de su pueblo natal. A los onces años debutó en el Casino Español de Aguacate, donde interpretó por primera vez un danzón. Dotado de un finísimo oído para las armonías complejas y de un instinto creativo que privilegiaba el aspecto melódico en las composiciones, escribió más de 500 obras, la mayoría de su propia inspiración; aunque también gustaba de tomar prestados algunos boleros y acomodarlos al patrón danzonero.
La música cubana le debe, entre otras innovaciones, la creación de la charanga “a la francesa” para interpretar danzones, eliminando para siempre la competencia de las orquestas típicas, cuyo sonido metálico y algo atronador no permitía apreciar la delicadeza y riqueza armónica de ese género. En la charanga francesa fueron incluidos el piano, la flauta de cinco llaves y las pailas, que imprimieron al danzón una elegancia, sabrosura y complejidad sonora nunca antes escuchada, con intermedios improvisados que eran la delicia del bailador y de los amantes de la buena música.
Con el danzón “Tres Lindas Cubanas” (1937) estrenó el solo de piano, recurso que estaría presente en la mayoría de sus obras y que identificaría a Romeu como uno de los primeros jazzistas cubanos. Los solos que compuso para flauta de madera han sido catalogados de magistrales por renombrados músicos antillanos que le sucedieron y aprendieron de su legado.
La charanga de Romeu fue la que más discos grabó en la era de la tecnología acústica, principalmente con los sellos RCA Víctor y Columbia. En 1929 sus discos fueron premiados en la Feria Internacional de Sevilla. Por su famosa agrupación desfilaron cantantes de la talla de Miguel Matamoros, Fernando Collazo, Enrique Martínez, Carlos Díaz Alonso (Caíto), Antonio Machín y Barbarito Diez, entre otros.
