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Los Emiratos, un trampolín para cubanos de a pie y un potencial mecenas para La Habana

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Los Emiratos, un trampolín para cubanos de a pie y un potencial mecenas para La Habana

Ricardo Cabrisas, el ministro encargado de mendigar divisas, petróleo y renegociación de deudas en beneficio del régimen de La Habana, empezó este lunes una visita de trabajo en Emiratos Árabes Unidos (EAU), un país que exime de visado a los cubanos y se está convirtiendo en un trampolín para los que huyen de la Isla.

Oficialmente, el ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera viajó a esa federación de emiratos, a la orilla del golfo Pérsico, para agradecer a las autoridades locales “por los fondos brindados a diversos proyectos de carácter social en Cuba”.

La delegación, formada por varios funcionarios de la Isla y sus homólogos emiratíes pasarán “revista al estado de las relaciones comerciales, financieras y de cooperación en diversas esferas (…) para materializar la voluntad expresada por ambos Gobiernos de elevar los lazos de cooperación al mismo nivel de las excelentes relaciones político-diplomáticas que han mantenido durante los últimos 20 años”.

La vaguedad del comunicado hace sospechar que Cabrisas, una vez más, está en una misión de búsqueda y captura de ayuda financiera y de petróleo para aliviar la situación desastrosa de la economía cubana.

La vaguedad del comunicado hace sospechar que Cabrisas, una vez más, está en una misión de búsqueda y captura de ayuda financiera y de petróleo

Al hilo de esta visita, 14ymedio ha contactado con algunos de los cubanos que viven en Dubái, la principal ciudad de los Emiratos. Dayana, una periodista cienfueguera de 35 años que emigró a Dubái en 2022 con su familia para luego viajar a España, explica que, a pesar de no saber con qué se iba a encontrar a su llegada, ella y su esposo –ambos empleados en la Universidad de Cienfuegos– decidieron trasladarse con sus hijos a EAU por la difícil situación económica en la Isla. La sencillez para tramitar la visa –en cuestión de días– y la oportunidad de legalizarse rápidamente, fueron factores clave a la hora de elegir el país al que emigrarían.

El problema, recuerda, “es que hay que tener una cuenta en el extranjero o algún amigo que pueda pagar este trámite, porque desde los bancos cubanos no se puede hacer”. “Igualmente, tienes que adquirir un seguro básico de viaje, que se hace también en línea y necesitas pagarlo desde el extranjero”.

La familia reunió el dinero para pagar los visados (169 dólares más un seguro de viaje de 99 dólares), y los boletos de avión, cuyo precio ronda los 1.300 dólares, más o menos el precio que se paga para un vuelo a Nicaragua. “Los pasajes sí son caros porque es muy largo el trayecto y siempre hacen escala en algún sitio. Así que hay que cerciorarse de que el país de escala es de libre visado también o solicitar una visa de tránsito”, explica. Entre los países usados con más frecuencia para el tránsito están Turquía, Rusia y Alemania.

La visa de turismo con la que se llega a Dubái es solo por 60 días que pueden prorrogarse, y es un tiempo que, según Dayana, los emigrados aprovechan para conseguir trabajo y lograr que su empleador le gestione la residencia o solicitarla por sí mismos. “Se trabaja mucho en todos los sectores del turismo como cocinero, dependiente, recepcionista, músico, organizador de eventos, bailarín”, refiere. También, asegura, encontrar trabajo puede ser más fácil si se conoce alguna otra lengua pues “hablar inglés o, en el mejor de los casos, árabe, abre muchas puertas”.

La visa de turismo con la que se llega a Dubái es solo por 60 días que pueden prorrogarse, y es un tiempo que, según Dayana, los emigrados aprovechan para conseguir trabajo

“Se puede llegar al país ya con un contrato de trabajo, eso significa que la compañía contratadora generalmente paga los gastos de viaje y seguro médico; además en muchos casos ayudan con la renta. Pero esto no es lo común”, señala.

Javier, un habanero que trabajaba como guía turístico en Cuba, tuvo la suerte de que 360 Agency, una compañía que conecta a empleados de todo el mundo con empresas del Medio Oriente, lo recomendara a un hotel en Dubái.

“Después de varias entrevistas me contrataron con todos los gastos pagados, incluida mi salida desde Cuba” dice Javier, quien explica además que a su esposa, cuyos gastos no estaban cubiertos por la empresa, logró sacarla a través de Dubái Hispano, una compañía que se encarga de tramitar este tipo de situación.

El ex guía turístico, que posee la ventaja de hablar inglés, reconoce que las oportunidades no son las mismas para todos los que llegan a Dubái. “Yo conozco una pareja de cubanos que llegó sin saber inglés y encontraron trabajo atendiendo las casas que renta un colombiano. Ella limpia y él da mantenimiento y asiste a los clientes en general”, dice el habanero, que explica que EAU no solo es un destino popular entre los cubanos, sino entre muchos latinoamericanos.

“Hay que tener un muy buen salario para poder pagar un colegio (aunque sea el más barato de todos) y mucho más para costearse un buen seguro médico. Nada es gratuito”

“Lo bueno de aquí es que llegas y ya eres persona al entrar por el aeropuerto. No pasas meses sin papeles o sudando porque no llega el correo de la Embajada”, cuenta. “Los procesos para legalizarte aquí en Dubái son en extremo sencillos. Esta facilidad viene dada porque es la intención del Gobierno que ciertas posiciones sean ocupadas por extranjeros”.

En cuanto a los costos de vida, “el alquiler es uno de los gastos mayores y depende del sitio”, y los precios comienzan en 500 dólares por un apartamento pequeño, hasta un piso más cómodo de dos habitaciones por 1.000. “Con el estatus de turista no es difícil conseguir un alquiler, pero siempre va a ser más caro porque no puedes tenerlo por mucho tiempo. Luego de ser residente puedes optar por un contrato a largo plazo, lo que permite pagar un poco menos”, declara Dayana, quien además llegó con sus dos hijos de 8 y 10 años, que debió matricular en una escuela privada, pues no existe la educación pública.

“Hay que tener un muy buen salario para poder pagar un colegio (aunque sea el más barato de todos) y mucho más para costearse un buen seguro médico. Nada es gratuito”, refiere. Anualmente, las escuelas más asequibles de Dubái cobran más de 1.000 dólares por estudiante. Las más costosas pueden rozar los 10.000.

“El nivel de vida es muy costoso, todas las atracciones turísticas, tiendas, servicios. Excepto la comida, si sabes dónde comprar por supuesto. Hay mercados muy baratos y otros extremadamente caros”, enumera la periodista, que asegura que en la sociedad emiratí, sobre todo una tan variada como la de Dubái, conviven estilos de vida muy distintos.

“La cultura es totalmente diferente, la forma de vida, de comunicarse, vestirse, comer, interactuar en sociedad. Es una ciudad contradictoria, de mucho consumismo, extremadamente moderna y tecnológica, pero a la vez con un pensamiento antiguo tratando de adaptarse al siglo XXI. Muy patriarcal, capitalista, reglamentaria y autoritaria”.

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