Yusmely González, de 44 años, recobró este viernes su libertad tras pasar dos años en una cárcel cubana por manifestarse contra el Gobierno de Miguel Díaz-Canel en las protestas del 11J. Su historia ejemplifica la represión que sufren quienes osan alzar la voz contra el régimen de la isla.
González fue arrestada en julio de 2021 cuando salió en defensa de su hija, a la que agentes estaban golpeando por sumarse a las manifestaciones en Batabanó. Un policía la acusó de romperle un botón de la camisa y la condenaron a tres años de cárcel por “atentado”.
Tras pagar dos años y medio en la Prisión de Mujeres de Occidente, pudo salir seis meses antes por buen comportamiento al ser “primaria”. Pero su esposo, condenado por el mismo delito, sigue entre rejas. “Llego a casa y no encuentro nada, no hay comida”, lamenta.
La liberación de González se produjo justo cuando se cumplen dos años de unas históricas protestas que sacudieron Cuba reclamando libertad y el fin de la dictadura. El régimen respondió con una feroz represión que se saldó con más de mil detenidos, cientos de ellos aún presos.
Las organizaciones denuncian que el Gobierno mantiene encarcelados a un centenar de mujeres y al menos 700 manifestantes por razones políticas.
El caso de Yusmely González simboliza la mano dura con la que el castrismo castiga cualquier oposición interna.
