Con un tabaco en la boca, jugando béisbol y repartiendo regalos a los niños frente al Capitolio de La Habana, así se ve al rechoncho Papá Noel que ha difundido este diciembre Havanatur para promocionar el destino Cuba. Las imágenes, creadas con Inteligencia Artificial, han desatado una ola de críticas desde los sectores más extremistas que acusan a la agencia de turismo de sucumbir “a la seducción colonizadora”.
El diplomático cubano José Carlos Rodríguez Ruiz fue uno de los que reaccionó airadamente a la campaña que la empresa estatal difundió en su cuenta de Facebook, y que retiró poco después, debido a las críticas. El antiguo embajador de la Isla en Italia catalogó a Papá Noel como parte de los “íconos colonizadores y ajenos a la cultura cubana”.
En el texto de Rodríguez, que publicó también el diario oficial Tribuna de La Habana, se asegura que “frente a esos que sucumben ligeros a la seducción colonizadora, sólo hay un camino, que es el mismo de nuestra historia para mantenernos independientes y soberanos: estar alertas y enfrentarlos”. El diplomático cuestiona si “habrán quitado a los irresponsables que la pensaron, la hicieron y la publicaron. No se sabe. Havanatur ni siquiera emitió una nota disculpándose. Debieron haberlo hecho”.
A las críticas de Rodríguez se han sumado las del también diplomático Orestes Hernández Hernández, quien llamó a usar, en lugar de la figura del anciano de barba blanca ataviado en rojo, a personajes de la literatura cubana como Pelusín del Monte, creado por la escritora Dora Alonso. Por su parte, la periodista oficialista Ana Teresa Badia catalogó la campaña de la agencia turística como un acto “violatorio de toda lógica comunicacional”.
Pocas horas después de publicados los primeros cuestionamientos, la publicidad desapareció de la página de Havanatur, no obstante varios usuarios copiaron y difundieron las imágenes en las que Papá Noel se mece en un sillón, fuma un tabaco rodeado de frutas tropicales, toma el sol a la orilla de la playa y, en casi todas las ilustraciones, se hace acompañar por un viejo vehículo estadounidense o almendrón.
Varios comentaristas se incorporaron a la airada reacción y catalogaron a Papá Noel como una “construcción imperial” y “parte de la guerra de símbolos de Estados Unidos contra Cuba”. Sin embargo, la figura del simpático anciano tiene su origen en el siglo II d.C. cuando nació Nicolás de Bari en el seno de una familia rica de la ciudad turca de Patara. Al morir sus padres, el hombre decidió repartir sus riquezas entre los más necesitados y buscó refugio a su dolor en la religión.
San Nicolás tiene una relación con La Habana que la mayoría de los cubanos ignora: es el patrono ortodoxo griego de la ciudad
San Nicolás, además, tiene una relación con La Habana que la mayoría de los cubanos ignora: la comunidad ortodoxa griega de la ciudad lo adoptó como patrono, por ser considerado el protector de los marineros y urbes portuarias. De hecho, la catedral ortodoxa griega de La Habana Vieja le está consagrada.
No es la primera vez que surge este tipo de reacción ante el uso de símbolos o tradiciones foráneas. A finales de octubre pasado, el Centro Cultural Maxim Rock, de La Habana, organizó un fiesta de Halloween en la que resultó premiado un disfraz de oficial de la Schutzstaffel nazi (más conocida por las siglas SS) que lucía un concursante. La audacia le costó al local un cierre temporal y sanciones a sus directivos, según informó posteriormente en redes sociales el Instituto Cubano de la Música.
La entidad afirmó entonces que la decisión se había tomado “dada la gravedad del hecho y la evidencia de la incapacidad de la institución cultural para preverlo”. La nota fue más allá del hecho puntual y aprovechó la polémica para volver a poner la festividad bajo la lupa. “El suceso (…) además de constituir una violación de las directivas para la programación cultural, vuelve a poner sobre la mesa el tema de los peligros de la colonización cultural”.
Tanto el Instituto Cubano de la Música, como los voceros oficiales que criticaron el evento, obviaron convenientemente decir que Halloween o Samhain, celebrado la víspera de Todos los Santos, es una fiesta pagana de tradición celta con la que se marcaba el fin de la temporada de cosechas e inicio del nuevo año. Los emigrantes irlandeses la importaron a EE UU, donde se incorporó a la cultura popular con su propia iconografía y desde allí se ha vuelto a exportar a todo el mundo, especialmente a través de la industria cinematográfica.
Ese origen y los miles de cubanos que se disfrazan cada año para disfrutar de esta festividad son ignorados sistemáticamente por las autoridades cubanas, que insisten en identificarla exclusivamente con “el imperio” y la señalan como algo ajeno a la cultura nacional, aunque los nexos de la Isla con la céltica Galicia hayan sido más que estrechos durante siglos.
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