MADRID, España.- El 26 de agosto de 1970 fue la última vez que hizo su aparición en público Jimmy Hendrix, uno de los más grandes e innovadores guitarristas de la historia. El autor de éxitos como “Get that feeling”, “Foxy Lady”, “Purple haze”, “Wild thing”, “Little wing”, se presentó ese día en el festival de la Isla de Wight, al sur de Inglaterra, en medio de una gira que realizaba por Europa.
Menos de un mes después, el 18 de septiembre, Jimmy Hendrix moriría en una habitación del hotel Samarkand de Notting Hill, Londres. Tristemente, el artista, que había padecido una infancia dura marcada por el racismo y alcoholismo e inestabilidad financiera de sus padres, murió asfixiado por su propio vómito tras ingerir una mezcla de somníferos con alcohol.
A pesar de morir con solo 27 años, dejó a la música un importante legado y se considera uno de los artistas más transgresores de la historia del rock.
Jimi Hendrix, que comenzó a tocar la guitarra de manera autodidacta a los 12 años, dio sus primeros pasos en el blues a principios de los 60. Trabajó como músico para artistas del soul y el rhythm and blues como B.B. King, Sam Cooke, Jackie Wilson y el dúo de Ike Turner y Tina Turner. En 1964 formó en Nueva York su primer grupo.
En sus composiciones mezclaba elementos del rock, el pop, el blues, el gospel y la música clásica; utilizaba amplificadores con distorsión, saturaba el sonido; fue precursor en crear efectos sonoros con el pedal wah-wah en las grabaciones. Estos y muchos otros elementos, mezclados con su talento, hicieron que trascendiera como una leyenda.
En 1992 la revista especializada Rolling Stone lo eligió como el mejor guitarrista de todos los tiempos.