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La leyenda de Perico, el burro más célebre y mediático de Cuba

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La leyenda de Perico, el burro más célebre y mediático de Cuba

VILLA CLARA, Cuba. — En Cuba existen múltiples leyendas curiosas relacionadas con animales cuya historia se vincula a la propia tradición y folclor de los pueblos. Entre las más conocidas se halla la de familia de burros cerveceros del Mirador de Mayabe, uno de los principales atractivos turísticos en la provincia de Holguín.

Sin embargo, el centro del país también existió un asno famoso que tiene un monumento a su nombre en Santa Clara y cuyo funeral, incluso, fue reseñado por la prensa internacional. El burro alcanzó tal celebridad, que su nombre llegó a figurar en diarios como The New York Times, Life y The Evening Post.

Hacia 1923, un emprendedor de esta ciudad nombrado Bienvenido Pérez y conocido como Lea se hizo de un burro al que llamó Perico y que fue prestado por un tiempo a su primo para que tirara de un carricoche con helados. Sin embargo, el animal se había acostumbrado a recorrer un mismo trayecto diariamente y solía escaparse a menudo a la vivienda de su dueño por lo que el negocio no prosperó.

Burro de Perico
(Foto: Redes sociales/Cortesía de la autora)

Un tiempo después, el burro fue usado para vender artículos de ferretería de forma ambulante hasta que su propietario decidió iniciarse en la colecta de botellas vacías. Alrededor de mil envases eran trasportados a la vez por el rucio, dejándole a Lea tan buenas ganancias que al poco tiempo pudo invertir en un camión y finalmente lo dejó libre.

Producto del hábito adquirido por el animal de recorrer las calles de Santa Clara, se convirtió en un personaje querido por los pobladores del centro, ya que acostumbrada a tocar en las puertas para que los vecinos le proporcionaran alimento, sobre todo, pedazos de pan y caramelos.

(Foto: Redes sociales/Cortesía de la autora)

De esta manera el burrito comenzó a ganar simpatía entre los santaclareños que lo convirtieron en la mascota de la ciudad. Fue tan querido Perico que en una oportunidad un policía novato le propinó varios golpes para ahuyentarlo lo que provocó una especie de huelga entre los habitantes de Santa Clara. Como respuesta al incidente, un sargento aclaró públicamente que Perico era un personaje “con los mismos derechos de cualquier ciudadano de la República”.

Un texto sobre la historia de Perico reseña que el asno solía comportarse “humanamente” y que, en lugar de agua, acostumbraba a ingerir cerveza que le propiciaban en los bares por lo que en cierta oportunidad causó un accidente de tránsito debido al exceso de alcohol. También pasó unos días en la cárcel por pastar el césped del parque central, pero fue liberado tras el repudio popular a la decisión tomada por el alcalde, que procuraba en segundo mandato.

(Foto: Redes sociales/Cortesía de la autora)

El animal también fue usado durante un tiempo como atractivo en los desfiles de carnavales y en manifestaciones políticas y estudiantiles. Siendo ya bastante longevo, un grupo de jóvenes del Instituto de Segunda Enseñanza le colocaron en cartel en reclama contra la llamada “Prueba Selectiva” y otros lo pasearon con uno que dictaba “Abajo Batista”.

(Foto: Redes sociales/Cortesía de la autora)

Se cuenta que, al ser su dueño del partido liberal, fue urdida una campaña desde las lides para desacreditar al burro alegando que, después de haberlo empleado para enriquecerse, había lanzado al animal a la indigencia y la mendicidad. Fueron tan fuertes las protestas generadas para salvar la integridad del asno, que los pobladores de Santa Clara enviaron cientos de misivas al periódico El Mundo, algunas de ellas publicadas en el conocido periódico.

Perico murió el 26 de febrero de 1947 a los 33 años, hay quien dice que de muerte natural y otros artículos de la época argumentan que debido a la excesiva ingestión de boniatos. El funeral alcanzó una relevancia mediática jamás vista en Las Villas: muchos centros de trabajos paralizaron sus funciones, cerraron las escuelas y un Senador de la República de Cuba se trasladó a Santa Clara para despedir el duelo.

(Foto: Redes sociales/Cortesía de la autora)

El sepelio fue anunciado por radio y reseñado por revistas como Bohemia, El Diario de la Marina, El País, y The New York Times publicó una nota encabezada sencillamente por el titular “Perico has died” (Perico ha muerto), como si se tratara de un ícono internacional. Se dice que su cuerpo fue sepultado en una fosa ubicada en el mismo patio de la botellería en la que trabajaba su dueño, en las calles San Cristóbal y Maceo.

La historia del burro Perico ha trascendido las fronteras cubanas: le han dedicado un sinnúmero de textos disponibles en Internet, el escritor peruano Ciro Alegría escribió un libro en el que cuenta parte de sus andanzas y varias selecciones de cuentos con su nombre se encuentran a la venta en Amazon, como uno en particular de Arnaldo Artiles, el propio artista que esculpió el monumento metálico del asno en Santa Clara.

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