Ni Miguel Díaz-Canel ni sus principales aliados políticos en la región han felicitado a Javier Milei tras su elección, el pasado domingo, como presidente de Argentina. El silencio parece la opción más prudente ante quien se anuncia como un formidable adversario del dirigente cubano en la arena internacional, y que lleva años llamando “dictador, narcotraficante y terrorista” al hombre que dio la “orden de combate” durante las protestas del 11 de julio de 2021 (11J).
Milei se hizo conocido para miles de residentes en la Isla tras las manifestaciones de aquellos días, cuando lanzó un mensaje a sus “hermanos cubanos” contra “ese régimen que les está cagando la vida”. La exaltación de El Loco –como lo llaman tanto sus enemigos como sus admiradores– le granjeó la simpatía de muchos de los que salieron a las calles, sobre todo tras su invitación a luchar por la “prosperidad, bienestar y sobre todas las cosas muchísima felicidad” si lograban derrocar al Gobierno.
En aquel momento, el argentino celebró que los cubanos estuvieran “despertando a las ideas de la libertad” y rebelándose. “Si cae el régimen, como he dicho antes, yo voy a ser parte. Voy a ir a la Isla a presenciar como un pueblo se libera de la opresión comunista”, prometió entonces, mientras atribuía al Estado cubano una insobornable “vocación totalitaria”.
No era la primera vez que Milei hablaba sobre Cuba. El argentino, que nunca ha dudado en calificar el socialismo como un sistema fracasado que conduce a la pobreza y al colapso económico, compartió en sus redes sociales en 2016 una gráfica comparativa entre la economía de la Isla y la de Puerto Rico. El diagrama estudiaba “el desempeño económico de un vecino de Cuba que decidió no abrazarse a las ideas de los asesinos comunistas”, comentó. La diferencia entre el crecimiento de los dos países era, en efecto, abismal. Mientras Puerto Rico exhibía un producto interno bruto per cápita de casi 30.000 dólares, Cuba rozaba los 5.000.
“Si te gusta Cuba vete a vivir allá. Yo te pago el pasaje”, le dijo el economista en 2018 a una cubana nacionalizada argentina
Entre los cubanos –especialmente los exiliados– Milei se ha vuelto famoso por sus entrevistas con activistas opositores como Eliécer Ávila y por increpar en televisión a quienes defienden al Gobierno cubano. “Si te gusta Cuba vete a vivir allá. Yo te pago el pasaje”, le dijo el economista en 2018 a una cubana nacionalizada argentina que aseguraba que la Isla “ha logrado resolver muy bien el problema de la pobreza y la miseria” pese al embargo de EE UU.
Durante su campaña electoral en Argentina, cuando se le preguntó por la relación de su futuro Gobierno con Cuba, el político fue claro. “Las dictaduras se condenan”, dijo este noviembre, y fue minucioso en su enumeración: Cuba, Venezuela, Nicaragua, Corea del Norte, Irán, otras “autocracias como Rusia”, y los “terroristas de Hamás y Hezbolá”. Ante la pregunta de si rompería relaciones diplomáticas con estos países, Milei respondió: “Sí”.
El bloque izquierdista de América Latina, que había logrado, en los últimos años, conformar un cinturón de aliados desde Argentina hasta México, pasando por Cuba, teme ahora la intrusión de Milei y lamenta su elección. Entre los mandatarios de estas administraciones afines, sólo Luiz Inácio Lula da Silva –que felicitó al “pueblo argentino” sin aludir a Milei– y Gustavo Petro, que calificó el resultado electoral de “triste”, se han pronunciado al respecto.
También reaccionó este lunes Nicolás Maduro, quien alegó que el “proyecto colonial” del argentino representa una “tremenda amenaza de un extremista de derecha” para Latinoamérica.
Daniel Ortega y Andrés Manuel López Obrador, además de Díaz-Canel, decidieron pasar por alto la victoria del argentino, que promete acabar con el kirchnerismo y las relaciones “corruptas” y “tendenciosas” del presidente saliente, Alberto Fernández, con los Gobiernos de izquierda en la región.
El silencio del régimen cubano, cuya única alusión a Milei fue en Cubadebate para atribuir su victoria a la acumulación de “votos-bronca”, quizás sea la opción menos problemática para la Isla, que mantiene una deuda inactiva desde hace seis décadas con Argentina. Algunas fuentes la estiman en 15.000 millones de dólares y otras, en poco menos de 3.000 millones, cuyo pago es probable que Milei reclame con la misma insistencia de su predecesor Mauricio Macri, otro crítico del régimen de La Habana.
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