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Intervención de Díaz-Canel en acto por los 65 años del Minrex

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Intervención de Díaz-Canel en acto por los 65 años del Minrex
Intervención de Díaz-Canel en acto por los 65 años del Minrex

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Discurso pronunciado por Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, en el acto por el aniversario 65 del Ministerio de Relaciones Exteriores, en el Palacio de Convenciones.

(Versiones Taquigráficas – Presidencia de la República)

Querido General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana;

Compañero Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores;

Compañeros de la Presidencia;

Queridas compañeras, compañeros y familiares del MINREX:

¡¡Felicidades!!

Me honra mucho transmitirles esta felicitación en nombre de nuestro Partido y Gobierno con motivo de cumplirse hoy 65 años de la fundación del Ministerio de Relaciones Exteriores, cuyo sólido prestigio es inseparable de la política de principios de la Revolución Cubana.

Pocas naciones de este mundo pueden mostrar una política soberana y coherente con su historia como nuestro país. La describió muy clara y brevemente el General de Ejército Raúl Castro Ruz, en la III Cumbre de la CELAC, en Costa Rica, el 28 de enero de 2015, al expresar: “La voz de Cuba defenderá sin descanso las causas justas y los intereses de los países del Sur y será leal a sus objetivos y posiciones comunes sabiendo que Patria es Humanidad. La política exterior de la Revolución Cubana seguirá siendo fiel a sus principios”.

Personalmente puedo dar fe del prestigio y la autoridad de Cuba en los escenarios internacionales y en cada rincón del planeta donde hemos compartido la honrosa tarea de representar a la Patria cubana.

Esa fortaleza, que se afianza en la resistencia, la hidalguía y la vocación solidaria del pueblo cubano, tiene su origen en la guía audaz y certera que tempranamente trazó el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Y se complementa en la práctica con la actitud respetuosa hacia los otros, la esencia humanista de los valores y principios que defendemos, y la invariable coherencia con que hemos promovido la paz, la cooperación y la solución pacífica de los conflictos.

Corresponde al Minrex y al aporte de cada uno de sus funcionarios y trabajadores un mérito especial en esa hoja de servicios a la Patria.

Los resultados que nos han mostrado y están a la vista son fruto de un esfuerzo arduo y sostenido de un personal generalmente muy calificado, de compañeras y compañeros abnegados, capaces de enarbolar y defender la bandera cubana y lo que ella representa en cualquier escenario, muchas veces, en las condiciones más adversas y bajo los más groseros y criminales ataques.

Por esa razón, el primer homenaje hoy queremos dedicarlo a los mártires del servicio exterior, protagonistas de una historia llena de episodios extraordinarios y heroicos que no siempre se han hecho públicos.

Al conmemorar estos 65 años recordamos igualmente a quienes, comenzando en el propio año 1959, bajo la guía de Raúl Roa García, y en estas seis décadas y media, han trabajado en este organismo representando con admirable dignidad a la Revolución Cubana.

Las metas del desarrollo, del avance social y la defensa del país siempre le han planteado a Cuba retos excepcionalmente difíciles, no solo por ser un país relativamente pequeño y con una capacidad económica modesta, sino por haber sufrido históricamente el asedio de una potencia hegemónica que cuestiona nuestro derecho a la libre determinación, con el único fin de controlar y adueñarse del destino de la nación. En esas condiciones, la política exterior ha tenido siempre y tiene hoy una importancia estratégica como baluarte de la Revolución.

No es algo nuevo en nuestra historia. Desde la proclamación de la República en Armas, durante la dura Guerra de los Diez Años, el primer presidente, Carlos Manuel de Céspedes, y los patriotas que lo acompañaban comprendieron la importancia de los vínculos con el exterior como apoyo al esfuerzo emancipador. El pensamiento y la obra de José Martí y su propia y fecunda actividad diplomática son también sólidos cimientos éticos.

Como tantas veces a lo largo de la historia, el mundo transita hoy por un periodo altamente peligroso, debido a los riesgos de una conflagración nuclear, sobre lo que tantas veces advirtió Fidel en numerosas Reflexiones.

La unipolaridad, prevaleciente desde la última década del siglo pasado, va cediendo espacio a nuevos actores internacionales con sus propias potencialidades. Como resultado, van surgiendo modos diferentes y esperanzadores de relacionamiento entre las naciones que el imperialismo se empeña en evitar.

Los esfuerzos diplomáticos para evitar el progresivo calentamiento global han demostrado ser infructuosos, a pesar de innumerables conferencias y del empeño honesto de muchos gobiernos y de miles de actores internacionales.

Paralelamente, todos los días somos impotentes testigos de terribles actos de agresión y genocidio que se cometen con absoluta impunidad ante los ojos del mundo, como resultado de un plan de Israel para exterminar al pueblo palestino y que no ha podido detenerse por el abierto amparo de Estados Unidos con sus inmorales vetos a cualquier acción del Consejo de Seguridad.

Compañeras y compañeros:

Un país como el nuestro, que marcha en la vanguardia de los reclamos por la democratización de las Naciones Unidas, porque la diplomacia acalle a las armas, por un nuevo orden internacional más justo, entre otras batallas globales, demanda de sus directivos, funcionarios y trabajadores todos una elevada preparación profesional y de cultura general.

Hablo de la necesidad de fortalecer la capacidad de análisis, previsión y alerta; de fomentar el estudio más profundo de todos los asuntos de política internacional; de conocer y saber interpretar a fondo los postulados más relevantes del Derecho Internacional; de comprender y defender, con convicción, los principios sobre los que descansan la política de la Revolución Cubana y la causa del socialismo; de representar dignamente esos principios, y de rechazar, con ecuanimidad, pero con indudable firmeza, cualquier provocación.

Una identificación profunda con el carácter antimperialista e internacionalista de la política exterior cubana y también con la realidad del país, defendiendo con pasión, pero sobre todo con argumentos sólidos la verdad y la esencia de nuestra causa, las cuales son armas fundamentales en el ejercicio diplomático cubano.

Es determinante robustecer la fibra ideológica de los diplomáticos y trabajadores del servicio exterior, su modestia y probidad, austeridad, su lealtad al pueblo trabajador y su disposición a reaccionar con determinación ante cada desafío.

No olviden jamás que representan a un pueblo bloqueado criminalmente por seis décadas, que ha sabido resistir sin renunciar a crear un horizonte de esperanza para los desposeídos. Y que para millones en el mundo, en especial para los que luchan y sueñan con la justicia y la verdadera libertad de los pueblos, que es en definitiva soñar y luchar por un mundo mejor posible, Cuba ha sido y sigue siendo referente de dignidad.

Con todos los problemas materiales, con todas las dificultados que hoy enfrentamos, con todo lo que nos falta y lo que nos corresponde hacer para encaminar la economía de modo sostenible, este país ha alcanzado metas de justicia que siguen siendo aspiración para decenas de millones de personas en el mundo.

Cuba ha tenido la capacidad inigualable de llevar esa justicia a muchos pueblos del mundo, con solidaridad y respeto por los derechos de otros. Ha tenido el mérito de influir, para bien, en importantes procesos políticos de la región y fuera de ella.

Sin chovinismo, podemos decir que varios observadores internacionales, tanto amigos como adversarios, reconocen la influencia positiva y desproporcionada, respecto a su pequeño tamaño, que Cuba ha tenido a nivel global.

Quienes nos conocen, esperan de nosotros un papel activo en la defensa de esas banderas de esperanza frente al imperialismo, es decir, frente al egoísmo, la explotación, el atropello, la usurpación, la desigualdad, el racismo y todas las formas de discriminación.

De Fidel y de Raúl heredamos la voluntad de luchar por un orden mundial basado en la justicia, la equidad y la paz, que sustituya al sistema capitalista injusto y desigual que prevalece hoy, en el que la riqueza sigue concentrada en élites privilegiadas de unos cuantos países industrializados y, en particular, de potencias imperialistas que se benefician de un orden basado en siglos de explotación y esclavitud.

Esa voluntad es la que legaremos a las nuevas generaciones con nuestra batalla interna a favor del desarrollo y el bienestar de todos y con nuestra digna y activa actuación en el escenario internacional.

A nombre del Partido y del Gobierno felicitamos al Ministerio de Relaciones Exteriores en su aniversario 65, ratificando la confianza depositada en ustedes y el profundo reconocimiento por una hoja de servicios tan meritoria y eficaz que llena de orgullo a nuestro pueblo y enaltece el nombre de Cuba en cualquier rincón del mundo.

Los difíciles tiempos que vivimos exigirán de ustedes y de todos nosotros estar cada vez más a la altura del heroico pueblo al que tenemos el privilegio de pertenecer. Por ese pueblo, que lo merece todo, trabajemos infatigable y creativamente.

¡Hasta la Victoria Siempre!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

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