MADRID, España.- Este 20 de julio se cumplen 124 años del nacimiento de Gonzalo Roig, una figura emblemática en la música cubana. Roig se destacó como compositor, director de orquesta y fue uno de los principales promotores de la zarzuela cubana, un género que fusiona elementos líricos y populares. En este aniversario recordamos dos grandes momentos de su carrera musical.
Fundación de la Orquesta Sinfónica de La Habana
Uno de los momentos más importantes en la vida de Gonzalo Roig fue la fundación, junto a Ernesto Lecuona (1895-1963), de la Orquesta Sinfónica de La Habana en 1922. Este evento no solo marcó un hito en su carrera, sino que también fue un avance significativo para la música sinfónica en Cuba. La Orquesta Sinfónica ofreció su primera actuación el 29 de octubre de ese año, en la cual Lecuona se desempeñó como pianista solista, interpretando el Concierto no. 2 en sol menor, op. 22, para piano y orquesta del compositor francés Camille Saint-Saëns (1835-1921), bajo la dirección de Gonzalo Roig.
Antes de la creación de esta orquesta, la interpretación de música sinfónica en la Isla era esporádica y carecía de una estructura organizativa sólida. La Orquesta Sinfónica de La Habana permitió la interpretación regular de obras sinfónicas y contribuyó a la formación de una audiencia apreciativa de este género musical. Bajo la batuta de Roig, la orquesta no solo interpretó obras de compositores clásicos internacionales, sino que también promovió y difundió la música de compositores cubanos, proporcionando una plataforma crucial para que estos pudieran presentar sus obras.
La zarzuela cubana: Cecilia Valdés
Otro aporte significativo de Roig fue su contribución a la zarzuela cubana, especialmente a través de su obra más famosa, Cecilia Valdés. Estrenada en marzo de 1932 en el teatro Martí, con el propio Roig a cargo de dirigir la orquesta, esta zarzuela se basa en la novela homónima de Cirilo Villaverde y se convirtió en un clásico del repertorio lírico cubano. La música de Roig, rica en matices y profundamente arraigada en los ritmos y melodías cubanas, capturó la esencia de la historia y se ganó el corazón del público.
Años después, el maestro confesaría que aquella zarzuela consumió todo su tiempo y energía durante más de un mes. Durante ese lapso vivió entre la casa y el teatro, para que el resultado fuese justo como lo deseó: perdurable.
Gonzalo Roig no solo dejó un legado de composiciones y dirección orquestal, sino que también fue un educador y promotor incansable de la música. Además de zarzuelas, compuso berceuses, boleros, guajiras, cuplés, criollas, criollas-boleros, danzas y danzones, guarachas, habaneras, marchas, popurrís, pregones, puntos guajiros, tangos y un largo etcétera.
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