LA HABANA, Cuba.- En septiembre de 2003 vio la luz el disco Entre todas las mujeres, final feliz de un proyecto patrocinado por el cantante y productor español Víctor Manuel, en el cual trece artistas femeninas rindieron un homenaje sin precedentes al cantautor Joaquín Sabina.
Algunas ya tenían experiencia interpretando el repertorio del poeta ubetense, pero otras exploraban por primera vez la imaginación y el modo de sentir de uno de los más grandes compositores que ha dado España. En los créditos, junto a Ana Belén, Chavela Vargas, Olga Román y María Jiménez, figuran las también consagradas Niña Pastori, Rosario Flores, Pasión Vega, Adriana Varela, Soledad Jiménez, Carmen París y Tamara, a quienes se sumaron las más jóvenes Julieta Venegas y Lúa Ríos.
El resultado fue un disco bellísimo, con una acertada selección de temas que llegaron al público en los más variados estilos. Es un álbum equilibrado, que abre con una versión muy estelar del clásico “Que se llama Soledad” en la voz de Rosario Flores, seguida por Adriana Varela en “Con la frente marchita”, una interpretación que para muchos eclipsó la original de Sabina.
Lo mismo ocurre con Ana Belén y “Quién me ha robado el mes de abril”; la adaptación flamenca de “Contigo”, bordada por el llorao de Niña Pastori; “Noche de bodas” en el quejido ranchero, inconfundible, de Chavela Vargas; y la vibrante voz de Tamara en “Y nos dieron la diez”. El disco funcionó incluso en su coqueteo con el pop y el rock; aunque andar “Por el bulevar de los sueños rotos” en la voz cascada de Joaquín Sabina tiene un encanto singular, que se echa de menos en la versión punk de Lúa Ríos.
Entre todas las mujeres abrió la puerta de la música de Sabina a otros públicos. Fue bien acogido por la crítica, los seguidores del cantautor y los que prefieres escuchar a las grandes cantantes hispanas. A veinte años de aquel tributo tan merecido, vale la pena volver a adentrarse en el universo del “pirata cojo”, a través de las voces de sus coterráneas y colegas latinas.
