El Estado cubano debe al Fondo Abu Dhabi para el Desarrollo –una entidad económica gubernamental de Emiratos Árabes Unidos (EAU)– un total de 55 millones de dólares, prestados a la Isla en 2015 para construir varios proyectos energéticos en Matanzas, Sancti Spíritus y Camagüey. Aunque la prensa oficial no aludió al monto, sí admitió que entre los motivos de la visita del ministro de Comercio Exterior, Ricardo Cabrisas, estuvieron la renegociación de la deuda y la búsqueda de nuevas inversiones del Gobierno emiratí.
Cabrisas se reunió desde el pasado lunes con altos cargos de EAU, incluyendo el viceministro de Economía, Abdullah Ahmed Al Saleh, Mansour bin Zayed Al Nahyan (vicepresidente) y Mohammed Saif Al Suwaidi, director general del Fondo Abu Dhabi. Carlos Pereira, director de Asuntos Bilaterales de la Cancillería cubana y parte de la delegación de Cabrisas, aseguró que a pesar de las dificultades económicas, la Isla seguía teniendo interés en la cooperación emiratí en las “áreas económica, comercial, financiera y de cooperación”, además del “turismo, la agricultura y las energías renovables”.
Con Al Suwaidi, Cabrisas rindió cuentas sobre el estado de los “proyectos conjuntos” financiados por el país árabe, “vinculados a las esferas hidráulica y de energía renovable, con elevado impacto social”. El resultado de la conversación fue la firma de un “memorando de entendimiento para el reordenamiento del pago de los financiamientos entregados” por el Fondo a Cuba. Sin embargo, la prensa oficial no dio más detalles sobre cuándo y cómo entregará la cantidad que debe.
En julio de 2019, cuatro años después de que se aprobara el préstamo de los 55 millones de dólares, Cuba inauguró cuatro plantas fotovoltaicas en varias provincias
En julio de 2019, cuatro años después de que se aprobara el préstamo de los 55 millones de dólares, Cuba inauguró cuatro plantas fotovoltaicas en varias provincias. Los proyectos, sin embargo, solo costaron 15 millones, destinados a la instalación de paneles solares de 2,5 megavatios pico (MWp, la unidad en que se mide la capacidad de generación de un panel en condiciones óptimas) en Planta Mecánica (Camagüey), Mayajigua y Venegas –2,5 MWp y 1,25 MWp, respectivamente–, además de Sancti Spíritus y Cárdenas (Matanzas), con 3,75 MWp.
Estos “parques fotovoltaicos” serían conectados inmediatamente al Sistema Eléctrico Nacional, para favorecer, aseguraron las autoridades, a más de 7.000 familias. Otras 300 “lograron empleo” durante la ejecución de las obras. Además, el Gobierno cubano informó al Fondo Abu Dhabi que esperaba que, para 2024 y gracias a estos proyectos, el 24% de la energía que se produjera en Cuba iba a ser “limpia”. La realidad ha sido otra: según los datos más recientes, sólo el 5% de la energía del país es renovable.
Un año después, en 2020, EAU autorizó financiar la ampliación de otra planta solar con otros 15 millones de dólares, como parte de un “segundo ciclo” de préstamos a la Isla. En aquel momento, el Gobierno cubano afirmó que financiaría el resto del costo de la planta, cuya ubicación no fue revelada.
Por su parte, el Fondo emiratí anunció que más adelante prestaría 20 millones de dólares adicionales para seguir instalando paneles solares
Por su parte, el Fondo emiratí anunció que más adelante prestaría 20 millones de dólares adicionales para seguir instalando paneles solares. Al Suwaidi aseguró entonces que se sentía “orgulloso” del manejo que el Gobierno cubano había hecho del dinero emiratí –el “socio ideal” para la Isla– y calificó la colaboración como “estratégica” y “a largo plazo”.
Nada más se ha dicho sobre la visita de Cabrisas, el hombre de La Habana para renegociar deudas y mendigar divisas a socios importantes como Rusia y la Unión Europea. Oficialmente, el ministro viajó para agradecer a las autoridades locales “por los fondos brindados a diversos proyectos de carácter social en Cuba”.
La delegación, formada por varios funcionarios de la Isla y sus homólogos emiratíes aseguraron que su propósito era “elevar los lazos de cooperación al mismo nivel de las excelentes relaciones político-diplomáticas que han mantenido durante los últimos 20 años”.Es sintomática la ambigüedad de la prensa y la Cancillería cubanas para justificar esa nueva misión imposible: hacer quedar bien al régimen de La Habana, asfixiado por las deudas, ante sus acreedores internacionales.
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