MIAMI, Estados Unidos. – El tocororo o trogón tocororo es una especie de ave de la familia y orden de los trogones y quetzales. En su vistoso plumaje se localizan con facilidad el rojo, azul y blanco, los colores de la bandera cubana, razón por la cual es considerada el ave nacional de la Isla.
Su nombre científico es Priotelus Temnurus, términos provenientes del latín que significan aserrado (Priotelus) y desdeñoso (Temnurus).
Más allá de su etimología científica, la prensa cubana ha referido mitos y leyendas populares que rodean el origen del tocororo.
Según una de estas leyendas, alguna vez hubo una mujer taína que prefirió morir antes que vivir prisionera. El acto conmovió a Atabey, divinidad aborigen relacionada con la fertilidad, las aguas dulces y la Luna, quien revivió a la joven con forma de tocororo para que volara libre por los campos cubanos.
El máster en ciencias de Ecología y Sistemática Aplicada, Abel Hernández, citado por el periódico camagüeyano Adelante, explica que el ave nacional de Cuba vive en bosques frondosos, a lo largo y ancho de la Isla. “Es insectívoro y se caracteriza por ser muy manso”, especifica el experto.
Los avistamientos de tocororos pueden ocurrir fundamentalmente en la Sierra de los Órganos, Ciénaga de Zapata, el Escambray, el complejo montañoso de la Sierra Maestra y la Isla de la Juventud. Raras veces se ha criado en cautiverio pues su libertad es vital para sobrevivir.
Asimismo, con relación a su trinar, esta especie de aves se posa en una rama repitiendo “tó-coro” en serie mientras mueve la cola como temblando. De este canto, en parte, le viene su nombre común. Estos pájaros cubanos también hacen otros sonidos como ladridos roncos, diversos cloqueos y murmullos de llamada.
En cuanto a sus características físicas, el tocororo macho mide unos 28 cm de longitud, mientras la envergadura de sus alas oscila entre 39 y 39,5 cm. La cola de esta ave alcanza los 14,8 cm aproximadamente.
Además, la envergadura de las hembras es mayor en varios milímetros. Fuera de esto, los tocororos no presentan dimorfismo sexual.
El ave nacional de Cuba no se caracteriza por su gran movilidad y suele reposar por largo tiempo con su pescuezo encogido. En esa posición permanece, como extasiada ante el paisaje, y solo abandona la postura para procurarse alimentos.