El sacerdote católico Alberto Reyes denunció este viernes que el Partido Comunista de Esmeralda, Camagüey, impidió realizar la procesión de la Virgen de la Caridad la noche del próximo 8 de septiembre. Sin dar explicaciones, las autoridades han ordenado que la celebración se realice a las 6:00 pm, “bajo el sol, aplastados por el calor”.
“Mi idea, y la del consejo parroquial, y la de la comunidad cristiana de Esmeralda era celebrar la misa en la noche, y luego, salir en procesión. Pero no podrá ser así, porque la decisión inapelable del único Partido que existe en este país ha dicho que no”, lamentó.
En su mensaje, el cura subrayó que el Gobierno monitorea “al milímetro las actividades que pueden resultarle sospechosas, y prepara el despliegue de los agentes que ‘cuidarán’ meticulosamente cada paso de cada procesión”. Sin embargo, añadió, se desentienden de la situación de miseria y desabastecimiento en que viven los cubanos.
Además, criticó la aparente sorpresa del Gobierno ante la afirmación, tras situaciones como esta, de que en la Isla “no se respeta la libertad religiosa”. Señaló que las autoridades suelen quejarse “ante el obispo” de que los sacerdotes afirman que el régimen cubano “se llama dictadura” y que el pueblo está “maniatado y amordazado”.
El sacerdote admitió que conocía “los riesgos de expresarse” en un momento en que se encontraba “molesto” e impotente por la decisión del Partido
“Luego se alarman los órganos represivos cuando aquí y allá la gente explota y grita ‘Patria y Vida’, y ‘Libertad’, y ‘Cambio de sistema’. Si como Iglesia no podemos decidir ni siquiera la hora de una procesión, ¿qué puede esperar este pueblo?”, dijo.
La autorización del Partido, imprescindible para realizar cualquier acto público en Cuba, es una de las herramientas habituales para condicionar u obstaculizar el trabajo de la Iglesia católica. Además, su denegación se utiliza con frecuencia como represalia contra las figuras críticas con el régimen, como Reyes.
El sacerdote admitió que conocía “los riesgos de expresarse” en un momento en que se encontraba “molesto” e impotente por la decisión del Partido, pero aseguró que eso no iba a impedir que se realizara la procesión.
“El Partido ha hablado, el Partido ha decidido, y su decisión no admite réplica: o se acepta o no hay procesión, aunque sea a una hora en la que el sol y el calor son agobiantes”, señaló.
El cura concluyó su mensaje afirmando que rezaría por las necesidades de los cubanos, la “prosperidad necesaria” y la “libertad que no llega”. “Cuando todo esto termine (y es cierto que terminará), esta Iglesia a la que hoy persiguen será tal vez la única que los proteja de la violencia y de la venganza”, aseguró.
Reyes ha sido una de las voces más críticas con el régimen de La Habana dentro de la Iglesia católica. En una entrevista con 14ymedio el pasado abril, el sacerdote aseguraba que en la Isla ya “no hay presente ni futuro”, y que la reelección de Miguel Díaz-Canel como presidente del país era un síntoma claro de estancamiento.
En aquella ocasión, Reyes aludió a la “indefensión aprendida” de los cubanos, que han sido inoculados con el miedo a la represión gubernamental desde las protestas del 11 de julio de 2021. En cuanto a la Conferencia Episcopal cubana, en aparente jaque tras numerosos intentos de negociación de una amnistía a los presos políticos, Reyes ha sido claro: “No es una organización benéfica ni un partido político”, y tiene sus límites para actuar.
En su último plan pastoral, que fijó las directrices de los creyentes católicos para los próximos años, los obispos declararon que la Isla atravesaba “la crisis más grave de los últimos decenios”. “Las carencias de alimentos y medicinas han alcanzado niveles nunca antes vistos entre nosotros. Hay una inflación y un malestar crecientes con una carga significativa de agobio, desesperanza y desidia”, resumían.
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