En la última parada de su gira por África, el presidente Miguel Díaz-Canel llegó este sábado a Namibia, donde participó en los actos festivos del Día de los Héroes en conmemoración a la guerra de independencia de este país surafricano. La pompa del recibimiento ha contrastado con la falta de información sobre los acuerdos o proyectos firmados por ambas partes.
El mandatario cubano aterrizó en Windhoek, la capital namibia, al mediodía junto a su esposa Lis Cuesta Peraza. En la Casa de Estado se reunió con su homólogo Hage Geingob, quien le dio la bienvenida con un desfile militar y conversaron acerca de las relaciones de amistad que existen entre la Isla y Namibia, según la prensa oficialista.
Cubadebate señala que el gobernante de la Isla fue el invitado especial en la conmemoración, realizada en el Estadio de Independencia. Díaz-Canel y Geingob llegaron al lugar en un jeep descapotable, que recorrió las instalaciones mientras saludaban a los asistentes de la ceremonia que recuerda el inicio de la guerra independentista el 26 de agosto de 1966.
Durante su discurso, Díaz-Canel recordó que soldados cubanos compartieron “trinchera” con los namibios durante los combates de la Organización Popular de África del Sudoeste (Swapo) en los “difíciles días de la guerra de Angola”. “Cuba se honra por haberlos apoyado. No había camino más honorable a la independencia” del apartheid, dijo.
El mandatario señaló que los cubanos que combatieron en la guerra junto a Namibia pueden “sentirse satisfechos” porque “su sacrificio contribuyó decisivamente a la independencia de la nación que enorgullece a sus hijos y Cuba ganó para siempre el respeto y el afecto de un aliado”.
Díaz-Canel recordó que soldados cubanos compartieron “trinchera” con los namibios durante los combates de la Organización Popular de África del Sudoeste (Swapo) en los “difíciles días de la guerra de Angola”
Díaz-Canel, sin embargo, no hizo alusión a los cubanos muertos en la contienda, una cifra que el oficialismo cifra en un poco más de 2.000 soldados fallecidos en territorio africano, pero que voces independientes cuestionan y apuntan a una mortalidad mayor entre los más de 350.000 cubanos que participaron en esos conflictos.
En su intervención, el gobernante aprovechó para referirse a la “difícil coyuntura socioeconómica” que sufre la Isla derivada, según el Gobierno, de las sanciones económicas de Estados Unidos. Agradeció así el apoyo del Gobierno de Namibia en las resoluciones ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en contra del bloqueo estadounidense.
Hasta el momento no ha trascendido en la prensa oficial cubana si la visita de Díaz-Canel se saldó con la firma de algún acuerdo económico. Durante su paso por Angola, La Habana y Luanda sellaron un acuerdo que permitirá la instalación de laboratorios farmacéuticos cubanos en ese país y los angolanos también podrán instalar uno en la Zona Especial de Desarrollo de Mariel.
Prensa Latina aseguró que el mandatario cubano ratificó la “voluntad” de fortalecer la cooperación y aumentar los esfuerzos en áreas de construcción, deportes, cultura e informática (como inteligencia artificial y robótica). Esto, señala el texto, si Namibia “lo necesita”.
Durante los festejos, Díaz-Canel recibió la Orden de la Antiquísima Welwitschia Mirabilis, la máxima condecoración de Namibia y la misma que en marzo de 2008 fue entregada a Fidel Castro por “su apoyo a las luchas de liberación africanas”, en especial al levantamiento para lograr su independencia de Sudáfrica.
Previo a su llegada a Windhoek, Díaz-Canel había visitado Mozambique y Angola, después de asistir a la cumbre del grupo de economías emergentes Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), celebrada del 22 al 24 en Johannesburgo.
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