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Díaz-Canel afirma que Cuba solo tiene divisas para “un poco” de combustible y comida

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Díaz-Canel afirma que Cuba solo tiene divisas para “un poco” de combustible y comida

Miguel Díaz-Canel hizo este lunes un diagnóstico conciso de los principales problemas económicos que afectan al país: la baja disponibilidad de divisas –que atribuyó a los pobres niveles de exportación y las restricciones a las remesas y los créditos– y la escasa producción. Sin embargo, a pesar de admitir que hubo errores en política monetaria que su Gobierno está dispuesto a rectificar, no presentó ninguna propuesta que permita albergar cualquier esperanza a mejor.

Si acaso, a peor, ya que habló de una reforma a mediano plazo para “subsidiar personas y no productos”. La idea no es nueva y ya fue pronunciada por Marino Murillo como objetivo principal de la Tarea Ordenamiento, pero la situación podría precipitarse, al fin, ante la acuciante falta de divisas, que el mandatario reveló al referirse a una eventual ampliación del mercado cambiario.

“Yo estoy de acuerdo en que tenemos que ampliar el mercado cambiario, pero ¿qué voy a cambiar? Para cambiar tengo que tener divisas, y hoy la divisa prácticamente nos está dando para comprar un poco de combustible, que no alcanza, y fraccionadamente la canasta y otros insumos que son necesarios para mantener la vitalidad de lo fundamental de la población”, admitió.

“Yo estoy de acuerdo en que tenemos que ampliar el mercado cambiario, pero ¿qué voy a cambiar? Para cambiar tengo que tener divisas”

Díaz-Canel defiende la Tarea Ordenamiento de quienes argumentan que no se hizo en el momento adecuado y señala que la planificación duró una década, pero atribuye a las sanciones de EE UU del segundo semestre de 2019 y la inclusión de Cuba (en 2021) en la lista de países que patrocinan el terrorismo como factores que perjudicaron de manera imprevista la economía. “Nos han puesto en una situación de máxima presión, de asfixia económica para provocar el colapso de la Revolución, para fracturar la unidad entre dirección y pueblo, para negar la obra de la Revolución”, señala.

Según el presidente cubano, esas medidas, unidas a la pandemia, dañaron de tal manera la economía nacional que había dos opciones: “rendirte o dar la batalla. Rendirte era aplicar fórmulas de choque, políticas neoliberales y que se salvara el que pudiera. Dar la batalla era priorizar la vida humana”, resume. Díaz-Canel reivindica que el Ordenamiento no se implantó en unas condiciones favorables, pero cree que no toda la inflación se debe a su entrada en vigor, ya que –admite– “iba a haber las mismas desproporciones entre oferta y demanda”, en referencia a los salarios.

“De todas maneras, no somos unos cerrados ni somos unos dogmáticos”, afirma, para anunciar que se está elaborando un análisis “muy crítico” que será compartido con la población para “rectificar, en el menor tiempo posible, todas esas desviaciones que puedan existir”.

Díaz-Canel cree necesario subir los salarios, pero admite que no puede hacerse porque se corre el riesgo de aumentar la inflación, y avanza la medida de la retirada a los subsidios universales, que deberá esperar al momento en que se logre determinar una metodología adecuada para identificar a las personas o familias más vulnerables.

El mandatario reivindica que, a pesar de los tiempos difíciles, se ha seguido optando por mantener la canasta para todos y las tarifas del transporte o la electricidad al mismo precio, algo que tiene como consecuencia que los trabajadores del sector energético ganen menos y que las empresas del transporte público estén “casi quebradas”.

Díaz-Canel rechaza tajantemente que su aprobación haya sido una medida neoliberal y explica que ya existían negocios desarrollados por el sector privado o cooperativista

Buena parte de la larga entrevista, concedida a la periodista Arleen Rodríguez en su despacho del Palacio de la Revolución y bajo la atenta mirada de una fotografía de Fidel Castro, la dedica el presidente cubano a las mipymes, para las que tiene una de cal y una de arena.

Díaz-Canel rechaza tajantemente que su aprobación haya sido una medida neoliberal y explica que ya existían negocios desarrollados por el sector privado o cooperativista, y que el Estado no tiene por qué proveer todo. Admite, no obstante, que “muchas de ellas van a buscar financiamiento a un mercado ilegal en divisas” que se ha creado porque el Estado no tiene capacidad para tener uno legal y que tienen más facilidades para exportar porque “no están bloqueadas”.

“¿Que han existido desviaciones? Sí. ¿Que algunos venden muy caro y han abusado de los precios y han usado precios especulativos? También. Pero hay entidades del Estado que también los han tenido”, argumenta. Su teoría es, en cualquier caso, que EE UU quiere utilizarlas como “agentes de cambio” y pone como ejemplo la reunión en Miami a la que, en su opinión, algunos empresarios cubanos acudieron con gran ilusión para verse involucrados en una cena con un “terrorista”, en referencia a Santiago Álvarez.

Otro de los temas abordados en la entrevista es la emigración, de la que invariablemente acusa a EE UU, la Ley de Ajuste y el embargo. Díaz-Canel afirma que en los años del deshielo hubo muchas repatriaciones, pero lo define casi como un período de excepcionalidad en la historia de la Cuba revolucionaria, marcada por importantes éxodos. No obstante, pide que también se ponga el foco en quienes se quedan luchando por mejorar su país y que se tenga presente a los muchos que se fueron buscando el sueño americano sin lograrlo.

“Quedan en una situación más desventajosa, incluso, que en la que puedan estar en Cuba, por lo menos quedan en una situación de más inseguridad social que la que puedan tener en Cuba; pero es tanto el odio que les han despertado, que no son capaces de reconocer que el país adonde fueron no los acogió como ellos esperaban”, aduce.

Díaz-Canel insistió en que en los viajes que ha realizado intenta llegar a acuerdos comerciales o económicos beneficiosos para el país, algunos de los cuales, asegura, no puede revelar

Tampoco faltaron las alusiones a las relaciones internacionales. Díaz-Canel insistió en que los viajes que ha realizado son examinados por la prensa de manera tendenciosa, cuando simplemente intenta llegar a acuerdos comerciales o económicos beneficiosos para el país, algunos de los cuales, asegura, no puede revelar porque después hay presiones contra quienes cooperan con Cuba.

En este sentido, hace referencia concreta al caso de México y las donaciones de petróleo. Aunque la estatal mexicana Pemex afirmó que no se trata de un regalo y que la cancelación del crédito del banco estadounidense Exim no tuvo relación con el embargo – confirmado por la entidad–, Díaz-Canel prefiere la versión del castigo. “Ahora una agencia norteamericana quiso presionar a una compañía mexicana porque le ‘regalaban’ el petróleo a Cuba”, lamenta.

Tampoco agrada al mandatario cubano que la prensa internacional e independiente monitorice el mercado petrolero de Cuba, como lo hace de otros países, aunque en este caso sin datos oficiales. “Uno ve muchas veces post y noticias reflejadas en los cables, de los odiadores, donde están diciendo: a Cuba está entrando un barco de tal país con combustible, o sea, hay un seguimiento, una persecución energética al país, todo con el objetivo malvado, perverso de que el país no disponga del combustible”, reprocha.

También hace mención al petrolero que no pudo llegar a tiempo a Cuba. “El barco de combustible entró y no había toda la disponibilidad de divisas para hacerle el pago y retuvo la entrega de combustible; por lo tanto, el déficit de combustible lo prolongó unos días con respecto a lo que informó Vicente [de la O Levy, ministro de Energía y Minas]; o sea, él no dijo una mentira, él dijo la información”, sostiene.

“El barco de combustible entró y no había toda la disponibilidad de divisas para hacerle el pago y retuvo la entrega de combustible”

Díaz-Canel tuvo, en una muy plácida entrevista en la que no hubo sitio para preguntas incómodas ni se realizó la más extendida entre la población –¿por qué sí hay dinero para hoteles?–, tiempo para hablar de sus encuentros en Nueva York con estadounidenses que le transmitieron su apoyo contra el bloqueo, la reelección de Cuba para el Consejo de Derechos Humanos de la ONU o incluso mencionar un eventual programa (¿televisivo?) que estaría a punto de comenzar con la participación del propio presidente.

Pero en suma, Díaz-Canel insistió en que Cuba seguirá intentando encontrar la prosperidad fuera del “neoliberalismo”, sin privatizaciones y sin ceder los medios de producción del Estado a nadie –aunque la mayoría de ciudadanos conviene que hay una cesión de soberanía importante hacia los rusos–; todo ello, en aras de lograr el sueño, sin limitaciones, del socialismo cubano del siglo XXI.

“Siempre hemos tenido que estar enfrentando circunstancias y siempre nos han tratado de ralentizar y detener lo que nos hemos propuesto. Pero un día lo vamos a lograr, Arleen, ¡un día lo vamos a lograr!”

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