La crónica escasez de recursos en el deteriorado sistema de salud cubano ha cobrado una nueva víctima inocente. Un niño de solo 8 meses falleció en la provincia Guantánamo debido a que los galenos fueron incapaces de diagnosticarle una malformación cardíaca congénita, denunció consternado un familiar en redes sociales.
Pablo Ernesto Favier Maynard ingresó de urgencia al hospital Pedro A. Pérez ya con complicaciones respiratorias. Pero en lugar de detectar la verdadera dolencia, los médicos dictaminaron erróneamente una otitis y lo enviaron de vuelta a casa con sus padres.
Dos días después, el pequeño sufrió un paro cardiorrespiratorio en plena madrugada que le causaría la muerte 24 horas más tarde, en medio de la impotencia de sus progenitores.
“Tantos meses y nadie se dio cuenta de lo que en verdad tenía. Después que falleció fue que dicen que el niño presentaba una pequeña deformidad en el corazón”, clamó el familiar en su publicación de Facebook.
Y es que ni durante los análisis prenatales a la madre gestante los especialistas detectaron la afección, exhibiendo otra muestra de las falencias que lacran al sistema de salud pública de la isla, donde abundan los casos de abandono e impericia médica.
Ante esta nueva tragedia evitable, el doliente pariente exige justicia para que la muerte de su sobrino no quede impune como tantas otras víctimas anónimas de la precariedad hospitalaria en Cuba, mientras el régimen sigue ufanándose falsamente de contar con una potencia médica internacional.
