El 10 de octubre pasado Cuba logró su sexta reelección en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Sin embargo, esta elección plantea interrogantes sobre por qué podría ser vista como un revés para los derechos humanos a nivel global y cómo podría socavar la integridad del Consejo.
Es un hecho ampliamente reconocido que Cuba tiene un historial documentado de violaciones de los derechos humanos, que incluyen la represión política, falta de independencia judicial y censura. Además, el país ha enfrentado acusaciones de tortura, detenciones arbitrarias y ejecuciones extrajudiciales.
Durante sus mandatos anteriores en el Consejo, Cuba ha apoyado solo una fracción de las resoluciones aprobadas en respuesta a graves violaciones de derechos humanos en todo el mundo. Además, las revisiones del Examen Periódico Universal (EPU) han destacado numerosas áreas en las que Cuba enfrenta acusaciones de violaciones a derechos humanos.
La reelección de Cuba en el Consejo suscita inquietudes acerca de por qué numerosas democracias a nivel mundial votan a favor de una dictadura, en lugar de enfocarse en la promoción y salvaguardia de los derechos humanos. En este contexto, el equipo legal de Cubalex abordó este asunto en un Space llevado a cabo en la plataforma X, y expresó diversas preocupaciones al respecto.
Según el abogado Raudiel Peña Barrios, una explicación plausible de la decisión de incorporar a Cuba en el Consejo podría relacionarse con la inversión del gobierno en diplomacia pública, su habilidad para negociar votos en varias comisiones de la ONU y movilizar a sus aliados en América Latina, África y Medio Oriente para ganar el respaldo de otros países a cambio de su voto.
Los expertos de Cubalex también consideran que la reelección socava la integridad del Consejo, ya que pone en duda su capacidad para exigir responsabilidades a gobiernos abusivos por sus acciones, no solo en la región, sino a nivel global.
La influencia de Cuba en el Consejo podría ser empleada para obstaculizar y debilitar resoluciones críticas y normas internacionales diseñadas para proteger los derechos humanos. En este marco, es fundamental comprender los riesgos que implica esta reelección en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Laritza Diversent, abogada y directora de Cubalex, advierte:
“Podemos ver una preocupación hacia el trabajo que hacemos las organizaciones de la sociedad civil. Sí preocupan en la forma en que nosotros vayamos a hacer incidencia, en todos los obstáculos que pueda poner el gobierno de Cuba , teniendo voz y voto dentro del Consejo de Derechos Humanos, no sólo para sus intereses particulares sino para los de sus aliados”.
Es importante resaltar que en este proceso de elección, la sociedad civil no tiene la capacidad de intervenir, porque se trata de un asunto intergubernamental. Sin embargo, Diversent destaca que, a pesar de esta limitación, han pasado varios años presionando en contra de la candidatura de Cuba. Aunque resulte frustrante que el Estado cubano siga siendo reelegido, es esencial continuar participando en este proceso.
Además, la comunidad internacional debe ejercer presión sobre Cuba y establecer mecanismos independientes para supervisar la situación de los derechos humanos en la Isla. Esto es fundamental para asegurar que el Consejo de Derechos Humanos cumpla su rol de promover y proteger los derechos fundamentales de todas las personas, en lugar de permitir que aquellos que violan los derechos humanos evadan la responsabilidad de sus acciones represivas.
El régimen cubano debe enfrentar la presión de organismos internacionales y la demanda de establecer mecanismos independientes para supervisar la situación de los derechos humanos en la Isla. Sin lugar a dudas, la reelección de Cuba en el Consejo de Derechos Humanos representa un retroceso, por lo que la comunidad internacional debe tomar medidas para garantizar que el organismo cumpla con su función de promover y proteger los derechos fundamentales en todo el mundo.
