LA HABANA, Cuba. – El pasado año terminó para la economía cubana con un déficit fiscal (más gastos que ingresos al presupuesto) de 98.363 millones 800.000 pesos, mucho más que lo que se había proyectado. Para el actual 2024 se prevé un déficit aún mayor, ascendente a 147.391 millones de pesos. En ese contexto las autoridades financieras, con tal de no afectar el nivel de gastos planificados, piensan centrar sus esfuerzos en incrementar los ingresos presupuestarios. De esa manera no solo se garantizaría mantener el déficit en el entorno de lo previsto, sino que incluso se podría disminuir ese desfavorable indicador.
Y el modo más expedito de aumentar los ingresos presupuestarios es cobrándoles más impuestos a los contribuyentes, tanto a los actores no estatales como al sistema empresarial. En ese sentido se inscriben algunos de los pronunciamientos recientes de la cúpula gobernante.
El primer ministro Manuel Marrero, como parte de las medidas de ajuste anunciadas en días pasados se refirió a “avanzar en el perfeccionamiento de la gestión de la administración tributaria”. Es decir, ser más eficiente en el cobro de los impuestos. Por otra parte, el ministro de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro Ale, al dar a conocer el inicio de la Campaña de Declaración Jurada de Ingresos Personales, afirmó que “desde la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) se han creado las condiciones para ser más rigurosos en la comprobación de los contenidos de las declaraciones juradas”.
El ministro, obviamente, se refiere a que los funcionarios de la ONAT revisarán minuciosamente todas las declaraciones juradas que se presenten, con tal de asegurar que los contribuyentes declaren hasta el último centavo de los ingresos que hayan obtenido, y así deban pagar la mayor cantidad de impuestos.
Válido es recordar algunos de los mecanismos con que cuentan las oficinas de la ONAT para monitorear los ingresos que se vayan recaudando en unos casos, y de recibir directamente más impuestos en otros casos.
Para controlar más a los trabajadores por cuenta propia, la ONAT se apoya en las cuentas bancarias fiscales, en las que por obligación los cuentapropistas deben depositar buena parte de los ingresos que perciban. Y en el caso de las mipymes, también el señor Marrero dio a conocer que se eliminan las exenciones de impuestos durante los primeros seis meses de su constitución, y por otra parte que deberán pagar impuestos sobre las ventas por la totalidad de las operaciones que realicen. O sea, que el presupuesto estatal recibirá muchos más impuestos provenientes de estos actores no estatales.
Para aquellos contribuyentes que la ONAT califique como subdeclarantes, es decir, que no declaren la totalidad de sus ingresos, o incluso si se niegan a presentar sus declaraciones juradas, se reservan las más variadas sanciones. En el caso de las personas naturales (cuentapropistas) pueden ser multadas, privadas de su licencia para operar, o en la peor de las variantes llevadas a los tribunales y condenadas a penas de cárcel.
Para las personas jurídicas, además de las multas, el retiro de las licencias, y el cierre de establecimientos, se incluye el embargo de sus cuentas bancarias.
Y últimamente la ONAT ha incorporado a su arsenal sancionador la regulación migratoria a todos aquellos contribuyentes que presenten deudas con el presupuesto estatal. Se incluyen entre estas deudas las originadas por una supuesta subdeclaración en la Declaración Jurada de Ingresos Personales.
Hasta el más acariciado deseo de muchos cubanos, de viajar o emigrar, se podría ver frustrado por estos funcionarios castristas, que cobran los impuestos con el mismo brío con que los vampiros chupan la sangre.
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