MADRID, España.- Los árboles que se alzan a ambos lados de buena parte de la vía, quizás sean lo que más caracterice ─y hasta atemoricen de noche, por la oscuridad que impera─ la capitalina calle 100 que nace en el Obelisco de Marianao, conecta con numerosas e importantes avenidas como la 41 y la 51 y conduce a otros municipios habaneros.
No siempre se llamó así. Un tramo se denominó Buen Retiro, como el reparto de igual nombre ─uno de los más significativos surgidos en el área durante la etapa republicana─, y desde el obelisco hasta la Calzada de Marianao fue por un tiempo avenida de Columbia. Hacia el lado opuesto, por la zona de Altahabana, era la doble vía ─o calzada─ de San Francisco, rumbo a San Francisco de Paula.
César San Pedro apunta en el texto “Marianao ciudad que progresa”, publicado en Álbum del Cincuentenario de la Asociación de Reporters de La Habana. 1902-1952 (Editorial Lex, La Habana, 1952): “Buen Retiro en pleno casco de Marianao con la construcción de la avenida de ese nombre va surgiendo en la segunda década de este siglo con residencias menos pretenciosas que Miramar y Kholy, pero que a los marianenses complacen, así como el Hipódromo, que se convierte de inmediato en próspera meta del turismo norteamericano por entonces muy intenso”.
En el artículo “La Habana del oeste”, en revista Planificación Física-Cuba, no. 7 de 2004, la arquitecta María Victoria Zardoya argumenta: “Al aprobarse en 1912 la urbanización de la finca Buen Retiro, al sur de los terrenos del Campamento Columbia, la compañía constructora tuvo que hacer una avenida que uniera la Calzada de Marianao con la Calzada de Columbia. Se concibió así lo que es hoy la calle 100, un paseo arbolado con separador central, primero de ese tipo en el territorio”.
“Reseña histórica del municipio Marianao”, en el Blog Monografías, refiere: “La popular Avenida 100, a pesar de su remota época de esplendor, es uno de los paseos mejores diseñados de La Habana, en el que sobresalen sus airosas proporciones en perfecta armonía con el arbolado público y la expresión formal de las construcciones”.
Entre las instalaciones y obras de diferente tipo que se mantienen en el trayecto correspondiente a la parte de Marianao sobresale el ya mencionado Obelisco Memorial Carlos J. Finlay, inaugurado en septiembre de 1944 en la rotonda de la intersección de las calles 31 y 100, referencia para transeúntes y boteros, consagrado con posterioridad a la memoria del sabio que en terrenos cercanos desarrolló investigaciones que lo llevaron a descubrir el agente trasmisor de la fiebre amarilla. También aparece la Biblioteca Municipal Enrique José Varona, creada en 1941, si bien el actual edificio de 41 y 100 se abre en 1967.
En sentido opuesto, pasando el puente de 100 y Boyeros, se encuentran el Instituto de Medicina Deportiva y, muy próximo uno del otro, entre las avenidas 100 y Aldabó del Reparto Altahabana, los hospitales Pediátrico Universitario William Soler y el General Docente Enrique Cabrera, más conocido por el Nacional.
“Famosos” y denunciados han sido en reiteradas ocasiones el Vertedero ─o Basurero─ de la Calle 100 de Marianao, el más grande de La Habana, cuya humareda ha afectado a quienes viven o transitan por allí, y los cuentapropistas que venden los más disimiles productos debajo del puente de 100 y Boyeros.
Tal cual sucede en cualquier avenida de la Isla, se observan edificaciones, paradas de ómnibus, aceras y tramos del pavimento requeridos de remozamiento, así como la circulación de vehículos de diversos tipos y décadas de existencia.
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