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Barbarito Diez, la voz de oro del danzón

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Barbarito Diez, la voz de oro del danzón
Barbarito Diez, la voz de oro del danzón

LA HABANA, Cuba. — Este 4 de diciembre se cumplen 114 años del nacimiento de Barbarito Diez, un cantante de inigualable voz, cuyo timbre lo identificó y convirtió en una de las leyendas de la música popular cubana.

Matancero, nacido en Bolondrón en 1909, Diez se crió en el Central Manatí, actual provincia de Las Tunas. Su padre quería fuera sastre y su hermano mecánico, pero desde niño su maestra valoró su vocación y aptitudes para cantar, algo que hacía tanto en su casa como en cualquier otro sitio.

Su primera presentación en público fue en su pueblo de adopción, Manatí. Allí cantó bajo la influencia del guitarrista manzanillero Carlos Benedelli en el teatro de la localidad. Años más tarde recordaría: “Allí, con el pueblo de Manatí delante, temblé y sentí miedo, pero canté y la reacción del pueblo fue la mejor y yo me sentí feliz…”

En La Habana, adonde se trasladó el 11 de mayo de 1930, un amigo, Alberto Rivera, lo presentó a  Graciano Gómez, quien, al escucharlo cantar, “Olvido” quedó tan impresionado por su afinada voz que decidió integrarlo a su trío.

En dicho trío comenzó la vida profesional en la música de Barbarito Diez, que se convertiría en el mejor intérprete del danzón, un género musical que se originó en Matanzas en el siglo XIX, a partir de  la  composición de Miguel Failde Las Alturas de Simpson. Se diferenciaba de la contradanza  en la forma de bailarlo,  y adquirió rápida aceptación popular.  

Barbarito Diez nunca aprendió teoría musical ni a tocar ningún instrumento, pero eso no fue obstáculo para su carrera. 

En 1936, Antonio María Romeu, el llamado Mago de las Teclas, quien se presentaba habitualmente en el Café Vista Alegre, sito en la esquina de San Lázaro y Belascoaín, al escuchar la voz de Barbarito Diez lo invitó a  integrar su orquesta. El cantante aceptó,  pero no dejó de participar en el trío de Graciano Gómez.

Barbarito Diez hizo su primera grabación en 1937. Durante su carrera grabaría más de 20 discos de larga duración, muchos de ellos con la firma Panart, donde hay una serie de nueve volúmenes titulados Así Cantaba Cuba, que recogen lo mejor de su repertorio.

El último de sus discos lo realizó en Caracas, en la década de 1980, con la Rondalla Venezolana, y es el único donde canta boleros.

El amplio repertorio de Barbarito Diez incluye muchas piezas antológicas del cancionero cubano. Bajo un palmar, Ausencia, Las perlas de tu boca, Oriente cuna florida, Junto al palmar de un bajío, Te quiero dijiste, Capullito de alhelí, Una rosa de Francia, Pensamiento, La sitiera,  El amor de mi bohío y Caballo viejo, están entre las más conocidas.

Barbarito Diez actuó en Puerto Rico, Venezuela, República Dominicana, México y los Estados Unidos, países donde fue muy bien recibido.

 Durante su carrera, Barbarito Diez cantó, además de con la orquesta de Antonio María Romeu, con las de Manolo Puertas, Frank Emilio,  Fajardo y sus Estrellas y la Aragón.

Se mantuvo con Antonio María Romeu en la emisora El Progreso Cubano, llamada después Radio Progreso, hasta 1955. Al fallecer Romeu, Barbarito Diez asumió la dirección de su orquesta, que a partir de entonces se nombraría Orquesta de Barbarito Diez.

Según un vecino suyo de Arroyo Naranjo, Barbarito “hablaba con la misma armoniosa tonalidad con que cantaba. Pronunciaba con la mesura de un profesor de español y su voz modulaba con precisión el curso de su pensamiento y de su palabra. Era, en cada frase, la voz de un individuo sereno, en plenitud de tranquilidad interior”.

Rasgos sobresalientes de su personalidad fueron la cortesía, un profundo respeto hacia el público y sus semejantes, y la mucha profesionalidad en su arte.

Siempre cantaba vestido de traje y corbata, erecto, sin gesticular, con el fin de que la atención no se centrara en su figura, sino en su interpretación.

Mi madre se deleitaba escuchando a Barbarito Diez en la radio y viéndolo en la televisión. Su influjo me enseñó a valorar el danzón, un género musical cubano que no se correspondía con lo que yo oía en mi juventud, y a apreciar mejor la voz inconfundible de Barbarito Diez.

Barbarito Diez se mantuvo en su carrera durante 58 años, desde 1927 hasta 1985, cuando enfermo con diabetes mellitus crónica, tuvo que jubilarse. Los últimos años de su vida fueron muy tristes, pues tuvieron que amputarle las dos piernas. Falleció en La Habana el 6 de mayo de 1995, a la edad de 86 años.

Las canciones de Barbarito Diez, su voz y su figura, permanecerán por siempre en el corazón de  los cubanos.

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