El hotel Intercontinental de Miami abrió sus puertas durante enero para acoger a Anabel Ruiz como artista visitante. Ruiz, de origen cubano, exhibió su colección Reinas de ébano, en tributo a las mujeres que conoció en La Habana y que marcaron la primera etapa de su infancia. Una exposición bien lograda que da cuenta de la feminidad, delicadeza, prolijidad y cuidado de la artista.
En conversación con 14ymedio, Ruiz habló de arte y de política, pero también de religión, amor, sexualidad, género y biología y de los destinos y vivencias que han ido forjando su carácter y delineando su trayectoria vital.
La obra de ARuiz (así firma sus obras) es un proceso creativo que da cuenta de la vida, la humanidad y sus rostros, la multiplicidad, las diversas individualidades, así lo atestiguan sus cuadros. La artista apuesta a las expresiones faciales, muy vívidas y coloridas, y a lo que transmiten las miradas de aquellas mujeres que no pasan desapercibidas.
La pintora prepara una nueva exposición para finales de 2024, dedicada a un grupo de artistas notables del siglo XX y a sus autopercepciones, ella se ocupa de sus representaciones. Anabel pinta, pero su pasión y apuesta ha sido el collage, su obsesión es trabajar con papel.
La artista apuesta a las expresiones faciales, muy vívidas y coloridas, y a lo que transmiten las miradas de aquellas mujeres que no pasan desapercibidas
Lleva La Habana en sus venas, en su sangre y en esas memorias de la infancia, atravesadas por la experiencia de esos primeros años bajo un sistema totalitario donde muchas cosas normales y cotidianas para ella eran parte de esos cuentos fantásticos que le leía su madre. Madrid guarda un lugar especial en su corazón, allí llegó con su familia cuando tenía nueve años, en 1983.
Su educación y formación fueron religiosas, influidas en la escuela y en la casa, ello ayuda a entender el porqué de sus decisiones posteriores. Siendo adolescente su familia se trasladó a Miami, donde terminó sus estudios de secundaria y estudió Administración de Empresas, aunque su inclinación y vocación desde que tuvo uso de razón fue el arte.
Al concluir sus estudios, con más inquietudes que respuestas, optó por la vida religiosa, se hizo monja e ingresó en una comunidad aquí en Miami, posteriormente cambió de congregación y de país, se trasladó a Portugal donde estuvo tres años. En esos vaivenes de la vida el amor se le presentó como esa suerte de arena movediza que desestabilizó todas sus estructuras.
Tras nueve años de vida religiosa y comprometida con sus votos de castidad, obediencia y pobreza, colgó los hábitos.
Dejó Portugal, regresó a Miami con la idea de pasar más tiempo con sus padres y dedicarse al arte y a sus intereses individuales.
La artista reconoce la importancia de la representación política para la comunidad gay de la que hace parte. No obstante, al consultarle, admite que las opiniones están divididas en torno al tema transexual y la agenda de género. Los derechos y las libertades no son sinónimos de desafío a la biología.
Los interesados en conocer a la artista y su obra pueden acercarse alguna tarde a su galería “Anabel Ruiz”. Art Studio”, situada en el sector conocido como “Bird Rd. Arts District”, 4257 SW 72nd de Miami. Se encontrarán en la puerta la inscripción ART, su logo y marca registrada.
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