La cultura es una de las principales amenazas que el régimen siente contra sí mismo, dijo este lunes, desde Madrid, el activista y dramaturgo Yunior García Aguilera en declaraciones a la revista informativa Martí Noticias AM.
Las llamadas “Palabras a los intelectuales” no fueron más que un ultimátum que ha llegado hasta estos tiempos, afirmó el director teatral exiliado en Madrid.
Señaló que “ante la censura de PM y todo lo que se generó dentro de los gremios culturales, se estableció un “doble juego”, tratando de seducir a un grupo de artistas afines al régimen, convirtiéndolos en vacas sagradas, ofreciéndoles premios y publicaciones, no solo artistas del patio, sino internacionales como, por ejemplo, el escritor Gabriel García Márquez”.
El estreno en 1961 del documental PM (Pasado Meridiano), de los realizadores Alberto Cabrera Infante y Orlando Jiménez Leal, llevó al fallecido dictador Fidel Castro a decretar abiertamente, por primera vez, la censura artística con la frase “Dentro de la revolución todo, contra la revolución nada”.
El “caso Padilla”, dijo García Aguilera, fue usado como un escarmiento, “mostrando el sacrificio público de una de las figuras con más peso dentro de la cultura del país, para que los demás sintieran miedo, un miedo que aún no ha terminado”.
Destacó, además, que después de los sucesos con el Movimiento San Isidro y el Movimiento 27N, la Seguridad del Estado focalizó en el gremio cultural una de las principales amenazas, por eso redoblaron la vigilancia y han realizado cambios de sus comisarios culturales.
“Obviamente, es una de las cosas que ellos tienen en alerta, porque saben que puede generar cambios dentro de la Isla, es por eso que organizaciones como la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) o la Asociación Hermanos Saíz (AHS) no son más que brazos de la Seguridad del Estado cubana para controlar y vigilar a los artistas”, enfatizó el también coordinador de la plataforma Archipiélago.
En opinión de García Aguilera, por un lado “se vuelve muy complicado salirse del oficialismo, hay mucho temor“, y por otro, “la gran mayoría del liderazgo dentro del gremio cultural se ha exiliado en los últimos años y cuesta mucho trabajo poder hacer un movimiento organizativo dentro de Cuba”.
“Lo más notorio ha sido la Asamblea de Cineastas, pero sabemos que también ha sido operada y penetrada por la Seguridad del Estado”, apuntó el dramaturgo.
“Muchos de estos cineastas se han sentido amenazados, han jugado al “divide y vencerás”. Sabemos que se han acercado a pequeños grupos dentro de esa Asamblea para que incidan en las opiniones del resto. A pesar de esto, los cineastas cubanos han tenido una actitud digna, tímida en ocasiones, asumiendo posturas políticas desde lejos, porque dentro de una dictadura sabemos que se hace difícil exponerte totalmente”, aseguró.
Durante la entrevista, García Aguilera recalcó que la censura en Cuba es constante, y que hacer teatro ahora mismo en la isla es más difícil que nunca, porque a las dificultades económicas para realizar una obra, hay que sumarle las dificultades con el servicio eléctrico para su puesta en función, y el hecho de que grandes creadores han salido del territorio nacional con un éxodo masivo de talentos, lo que ha llevado a que el teatro esté bastante deprimido.
“A pesar de eso, soy del criterio de que la mayoría de las obras teatrales cubanas son contestarias, y que la inmensa mayoría de los teatristas están a favor de un cambio, de la democracia y la libertad”, apuntó el activista.
Según García Aguilera, “muchos dramaturgos todavía se refugian en el símbolo, en la alegoría, porque desgraciadamente cada vez están más controlados por las instituciones”.
“En mi caso no he querido dedicarme al activismo como profesión, es algo que siempre he rechazado. Sigo haciendo activismo en mi tiempo extra, me gano la vida en España en un trabajo normal. Sigo también haciendo teatro porque es un arma importante. Cuando los espectadores terminan de ver la obra “Jacuzzi” salen con otra imagen de Cuba, diferente a la romantizada e infantil que tenían”, explicó el dramaturgo.
“El teatro si puede remover a una persona, cambiar las narrativas y establecer nuevos relatos sobre una realidad que ha sido tan manipulada, como la realidad cubana”, agregó.
García Aguilera explicó que continúa su activismo, pero en una labor quizás no tan pública.
“Me he reunido con personalidades políticas, expresidentes, con organizaciones y asociaciones pro libertad y pro democracia, además de activistas de Venezuela, Nicaragua, que sienten el mismo sufrimiento de los cubanos, lo que nos permite analizar fríamente lo que está pasando en la Isla para buscar las señales que permitan acelerar el cambio”, concluyó.
García Aguilera salió de Cuba luego de haber convocado a una marcha masiva, el 15 de noviembre de 2021, en la que invitaba a los manifestantes a salir pacifícamente a las calles con una rosa en las manos. Su salida al exilio fue criticada dentro y fuera de la isla.
“Yo mismo me he juzgado… Lo que pasa es que, al final, cuando reflexionas sobre lo que es la historia de Cuba, es una historia de exilio. Casi todos los que decidieron intentar cambiar la historia de Cuba tuvieron que salir al exilio”, explicó un año después de los sucesos del 15N, en entrevista con Martí Noticias.