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“Ya que cierren las bodegas en Cuba, si total”

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“Ya que cierren las bodegas en Cuba, si total”

Minúsculos y sucios, los frijoles se vendían por 20 pesos el puñado, que no llega a una libra “para dos personas”, aseguraba el bodeguero

Juan Diego Rodríguez, La Habana |

Minúsculos y sucios, los frijoles se vendían por 20 pesos la porción
Minúsculos y sucios, los frijoles se vendían por 20 pesos la porción “para dos personas”, aseguraba el bodeguero. (14ymedio)

Un puñadito de frijol negro, un poco de sal y cuatro libras de arroz. Basta con la lista de lo que repartían este lunes en una bodega de Centro Habana para dar cuenta del estado calamitoso del mercado racionado en Cuba.

Minúsculos y sucios, los frijoles se vendían por 20 pesos el puñado, que no llega a una libra “para dos personas”, aseguraba el bodeguero. Katia, vecina de la zona, le hacía un mohín: “Con un hijo adolescente, yo no tengo ni para empezar con esto”. Y el poquito de sal, continuaba la mujer de unos 40 años, hacía dos meses que no lo cogía.

En cuanto al arroz, las cuatro libras que daban en esta ocasión estaban divididas en dos: dos libras de uno donado, gratis, y otras dos del tipo vaporizado, de pago. “Uno malo y el otro peor”, lamentaba Katia, que recuerda que antes daban siete libras completas en los establecimientos estatales a principios de mes, “y ahora lo reparten repartido en tres”.

“Con un hijo adolescente, yo no tengo ni para empezar con esto”

“El aceite no ha venido, los huevos no han venido. ¡Ya que cierren las bodegas!”, clamaba. “Si total, esto es a la cara. No hay de nada y hay que comprarlo en la mipyme y a los precios que tiene la mipyme. Mira al bodeguero ahí, un mes entero sin hacer nada”.

El espectáculo en los establecimientos estatales es como ver una película de muertos vivientes, el ejemplo de una sociedad con mínimos vitales. En la panadería, los clientes entregaban su libreta, pagaban y se iban arrastrando los pies. Con tal apatía, que algunos se olvidaban del pan. “Mira para eso”, señalaba un hombre en la fila, “tienen la cabeza en otro lugar y saben que el pan no se puede comer”.

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