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Venezuela, el crimen internacional y la Doctrina Tobar

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Venezuela, el crimen internacional y la Doctrina Tobar
Venezuela, el crimen internacional y la Doctrina Tobar

PUERTO PADRE, Cuba.- Venezuela trasciende hoy como escena de crimen y el Estado venezolano cual sujeto de crimen internacional. Ese es el resultado de la ponderación del delito de lesa humanidad cometido sobre su suelo y sobre su gente. Y esa apología del delito, a la incitación criminal, ya Nicolás Maduro, jefe del régimen castro-chavista, la había pregonado con premeditación y alevosía antes de las elecciones del pasado 28 de julio, cuando dijo del “baño de sangre” que hizo pronunciarse a la comunidad internacional.

Ahora vemos brotar —y no precisamente de las “venas de la tierra” de aquel sofisma poético que alguien escribió un día y sirvió de guión a Hugo Chávez— la sangre de las venas del pueblo venezolano, reclamante de sus derechos civiles y políticos robados de las urnas por el régimen de Nicolás Maduro.

Los votos que Nicolás Maduro dice que son suyos, malversando los poderes del Estado, los ganó la nación venezolana en mayoría en las urnas. El Centro Carter, veedor del proceso, ha dicho que las elecciones presidenciales celebradas en Venezuela este domingo, “no pueden considerarse democráticas” por falta de transparencia en la publicación de sus resultados, lo cual considera una “grave violación de los principios electorales”, y el pueblo venezolano ha salido a las calles a reclamar sus derechos conculcados, y Maduro y su claque los ha reprimido. Y hay muertos, heridos, encarcelados, órdenes de detención de líderes políticos, expulsión de diplomáticos, asedios de embajadas, y hay personas desaparecidas.

¿Qué sucederá?

“¿Qué va a suceder en Venezuela luego del robo de los votos de los ciudadanos venezolanos…?”, recién pregunté en el artículo publicado en este sitio, “Elecciones en Venezuela: la dictadura con disfraz de democracia”, y yendo otra vez sobre esa interrogante, pero ahora desde el punto de vista jurídico, debe decirse que Nicolás Maduro y el régimen del cual él es jefe, que es el Estado venezolano, ha cometido un crimen internacional, que es la más grave violación del Derecho Internacional, en tanto va contra la existencia de los Estados y las naciones mismas, entiéndase el pueblo, ese, al que en lugar de masacrarse el Estado debía servir, organizado como debe estar organizado un Estado, bajo un Gobierno con división de poderes y no así, prepotente para unos y sumiso para otros. Lesionándose sus principios jurídicos como estamos viendo ahora mismo en Venezuela, particularmente ese crimen amenaza la paz y la seguridad internacional, según también estamos viendo por estos días, cuando Nicolás Maduro y su régimen, la han emprendido agresivamente y no solamente contra sus conciudadanos, sino también contra un grupo de países vecinos por el simple hecho de solidarizarse esos gobiernos con el pueblo venezolano.

Y según conceptúan los tratados, constituye un crimen internacional aquella acción antijurídica surgida como resultado de la infracción por parte de un Estado, que, faltando a un deber básico para garantizar no sólo los intereses nacionales, trasciende las fronteras de ese Estado porque la vulneración cometida incide en la comunidad internacional, verbigracia, por desplazamiento de población que huye del Estado tiránico, conceptuándose así como figuras de crímenes internacionales los delitos contra la paz, los crímenes de guerra, y los crímenes contra la humanidad, entre otros, donde son sujetos de Derecho Internacional con responsabilidad material, moral y política, los Estados y otros entes que hayan cometido esos crímenes.

Pero no debemos confundir el delito internacional con los delitos de carácter internacional, pues, mientras el primero resulta de una infracción intencionada de las normas y principios jurídicos internacionales, cometidos por un sujeto de Derecho Internacional, conllevando responsabilidad internacionales como la agresión y otros delitos contra la paz y de lesa humanidad, los delitos de carácter internacional no son perpetrados por sujetos de Derecho Internacional, sino por personas físicas, pero aun así, nos debe quedar claro que el estímulo o la connivencia por parte del Estado para que personas cometan delitos de carácter internacional, como son secuestros de personas, actos terroristas, asesinatos políticos u otros crímenes, componen el delito internacional.

Delitos contra la paz

Y en Venezuela y por motivos políticos, estamos viendo desde hace muchos años y recrudecido desde el pasado domingo, en ocasión de las elecciones presidenciales, un trato cruel y degradante sobre personas individuales o sobre multitudes de personas, que constituyen delitos contra la paz y crímenes de lesa humanidad, porque son acciones intimidatorias o expresamente criminales, unas veces cometidas con la anuencia del Estado por partidarios del régimen, como son los llamados “colectivos”, esos con caras de criminales cuales descritos por Lombroso, y otras, por los mismos poderes del Estado con ese rostro de Maduro, por lo que es útil reiterar la pregunta: “¿Qué va a suceder en Venezuela luego del robo de los votos de los ciudadanos venezolanos…?”

Pero a esa interrogante, debe añadirse otra: ¿Se quedarán los líderes del mundo civilizado, entiéndanse democrático, con los brazos cruzados y meras declaraciones mientras Nicolás Maduro y su régimen, empleando todos los poderes del Estado contra el pueblo venezolano comete un delito de lesa humanidad, lo cual constituye un crimen internacional…?

La doctrina Tobar

Al respecto, y como mínimo, es útil recordar un precedente de Derecho Internacional que data de 1907, pero que perfectamente hoy debía encuadrar a la comunidad de naciones democráticas con la escena de crimen que ahora vive Venezuela; me refiero a la Doctrina Tobar, sí, por supuesto. El por entonces ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador, doctor Carlos Rodolfo Tobar y Guarderas (1853-1920) sostuvo que, amén de otras consideraciones humanistas y de altruismo, por “su buen nombre y crédito”, las repúblicas americanas debían intervenir de modo indirecto en las discusiones intestinas de las repúblicas del Continente, y que esta intervención podría consistir, a lo menos, en el no reconocimiento de los gobiernos de facto, surgidos de las revoluciones contra la Constitución.

Tildado de “intervencionista”, el doctor Tobar defendió su doctrina diciendo: “Una intervención convenida no es propiamente una intervención”. Y al respecto concluyó afirmando que, incluso, “los autores que no aceptan las intervenciones aisladas, las aceptan cuando en colectivo son hechas por varios países”.

Y al respecto cabe decir que Venezuela, de forma pública y notoria, ya es un país intervenido por un régimen totalitario, ese que es Cuba y el castrocomunismo, y desde hace muchos años, cuando fue el mismo Hugo Chávez quien para asegurarse en el poder, cedió soberanía venezolana a Fidel Castro cuando, a cambio de petróleo, Venezuela fue virtualmente invadida por asesores militares, de inteligencia, contrainteligencia, policiales y políticos, haciendo de ese país lo que vemos hoy, una dictadura cruel.

Luego… Para salvar al pueblo venezolano de un régimen de facto, dirigido con mano criminal por Nicolás Maduro, ¿por qué las repúblicas americanas y las democracias de todo el mundo, por “su buen nombre y crédito”, no intervienen en Venezuela según la Doctrina Tobar…?

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