LAS TUNAS, Cuba. — El topo es un animal de hábitos subterráneos, invisible, por lo que “topo” suele llamarse al espía. Y metido en el monte, reconstruyéndolo (entiéndase: talando arbustos menos útiles y, en su lugar, plantando posturas de árboles de maderas preciosas o que den abrigo y alimento a la fauna), por estos días en que la palabra espía otra vez es noticia, he recordado cuando el exagente de la CIA Eugenio Rolando “Musculito” Martínez dijo: “Yo le tengo más miedo a Miami que enfrentarme a Cuba”, afirmando: “aquí estábamos muy penetrados”.
Y confieso que, recordando esas palabras del ex “plomero” del Watergate, y de lo que me contara el también exagente de la CIA Félix Rodríguez cuando lo entrevisté en 2014, poco adelanto con el hacha y la pala de trasplantar, porque no sólo son operaciones encubiertas del pasado, sino también del presente.
Este lunes, el Consejo de Inteligencia de EE. UU. informó sobre las operaciones de influencia del régimen cubano para interferir en las elecciones de medio término pasadas, denigrando a candidatos que le son hostiles con empleo de la propia prensa estadounidense. Ante este escenario, cabe preguntarse: ¿Por qué retroceden valores cívicos en la patria de Lincoln al punto de dar cabida a “tontos útiles” (personas de confianza) y a agentes de penetración castrocomunistas made in USA?
Antes de llegar a los topos made in USA, permítaseme una digresión: por su literatura y por cientos de revistas leídas desde la adolescencia, y luego por visitarlo, conozco a Estados Unidos en su dilatada geografía, esa que hizo más dueño de sí mismos a los estadounidenses, cimentando los valores fundacionales de la nación que hicieron un credo y una praxis de sus libertades, llevándolas a su Constitución. Lo admito: no me he quedado a vivir en Estados Unidos, donde viven mis hijos y nacieron mis nietos y tengo magníficos amigos y amigas, porque me gusta mi tierra y lo que en ella hago, si no… ciudadano estadounidense fuera hoy, por lo que me pregunto: ¿Cómo algunos que reciben la residencia o la ciudadanía de un país que no es el suyo, pero que los acogió como a hijos lo defraudan? Y es el caso de la señora Ana Belén Montes, o del señor Víctor Manuel Rocha.
Pero esto no es nuevo. Recordando lo dicho por “Musculito”, por Félix, o lo recién dicho por el Consejo de Inteligencia, voy a una revista de 1954 que reseña lo afirmado por el excomunista Whittaker Chambers a Look: “Los comunistas saben hacer hasta de Wall Street un instrumento de revolución”. Pienso en Estados Unidos y me pregunto: ¿Qué será de ese país si es absorbido por el socialismo según planeó el castrocomunismo? Y esa imagen, la de un país destruido, me hace pensar en Miami, en Tampa, en Nueva York, en pueblitos cuales postales navideñas que conocí allá en Michigan, en Virginia, en Nuevo México, y pienso en San Antonio, en Houston o en Dallas, o en el daycare de mi nietecita, vestida con la bandera cubana, como los demás niños vestidos con las banderas de los países de donde son originarios sus padres, formando una nueva generación de estadounidenses, que es el crisol de naciones que siempre ha sido Estados Unidos, pero entonces veo surgir de ellos una Ana Belén Montes y un Víctor Manuel Rocha, y entonces dejo el hacha y la pala y la bolsa con los pimpollos de caobas, robles, cedros y majaguas, de maderas cubanas como nuestros aborígenes, y voy hasta el tocón donde dejé la mochila y, sacando la libreta de notas, me pongo a escribir apuntes que son palabras o frases enjaretadas como un jinete sobre una jaca desbocada:
“Topos. Pentágono del topo: cinco interrogantes para reclutar un agente. El caso Víctor Manuel Rocha: precisiones técnico-operativas. Los cubanos de Cuba y de Miami: el síndrome de condicionamiento social aplicado. El régimen. La transición. Los que sueñan ser presidente. Ahí está: al que dijiste que no volvías a hablar con él aunque un día fuera presidente. Mierda. Los nombres de la lista de terroristas. Topos sembrados en Miami pasando por influencers, emprendedores o comerciantes. Lista de terroristas. Topos: la leyenda y las medida para asegurar la leyenda. Relación costo beneficio en el reclutamiento: desventajas del agente introducido. ¿Retroceden valores democráticos en EE. UU.?: el reclutamiento made in USA. El mito de la revolución cubana. El mito de la inteligencia castrista. La inteligencia castrocomunista: entre la sapiencia de Montes, Myer y Rocha y la mediocridad de las avispas. ¿Carencia de lecturas o demasiada lectura? La base del reclutamiento ideológico y el papel de las universidades. Papel de la cultura en el reclutamiento de topos de alto perfil…”
Créanme, la corriente de esos pensamientos en torbellino es tan dolorosa, dispar y casi siempre conduciendo a su favor a oportunistas manejando plebes como si fueran niños de kindergarten, que muchos de mis días terminan improductivos sin aclarar el monte y sin escribir nada, por lo que concentrémonos ahora en sólo una idea, la estratégica, que es: ¿Retroceden valores democráticos en EE. UU.?: el reclutamiento de topos made in USA.
El reclutamiento de agentes mediante trabajo operativo (entiéndase: secreto) ya sea para entrenarlos y dirigirlos a labores de inteligencia, de contrainteligencia o de investigación criminal, se realiza por una de estas tres bases: ideológica; por dependencia de interés material o personal; o, a través del comprometimiento. Pero en lugar de comenzar la reseña por las dos primeras bases mencionadas, comenzaremos por la última (esto es: el comprometimiento, procedimiento que a juzgar por los espías capturados es el de menos uso en Estados Unidos por parte del régimen castrocomunista, que da prioridad al reclutamiento ideológico, sin obviar la posibilidad de comprometer a una persona.
Un reclutamiento por comprometimiento es básicamente una coacción, un chantaje, donde el individuo seleccionado no tiene alternativas y es llevado a la colaboración de forma obligada. Para su realización, el oficial operativo dirige una investigación minuciosa de la persona que necesita reclutar, en busca de pruebas de un delito grave, o de un suceso que lesione tan grandemente la moral de esa persona, que de ningún modo ella quiera su divulgación. Si no existiera, cabe la posibilidad de la fabricación de un delito o de un hecho denigrante. En este caso, el oficial operativo realiza el reclutamiento en base a una exigencia, diciendo más o menos así: “O usted colabora con nosotros, o nosotros filtramos a las autoridades y a la opinión pública lo que sabemos de usted haciéndoles llegar las pruebas en su contra. Usted escoge”.
Concluiremos este artículo reseñando el papel de las ideas socialistas enmascaradas como “demócratas” en el reclutamiento de agentes, sea por base ideológica o por dependencia de interés material o personal, así como la selección y evaluación de candidatos mediante estudios de comprobación, técnicas que, aunque de ejecución “secretas”, son públicas desde tiempos bíblicos, donde ya se distingue a la persona honrada del espía.
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