El actor, que vivió hasta los 15 años en Cuba, se coronó esta semana como el ganador de la primera temporada de “La Isla: Desafío Extremo”.
MIAMI, Estados Unidos. – El actor cubano Adrián Di Monte, nacido en Santa Clara el 31 de julio de 1990, se coronó esta semana como el ganador de la primera temporada del reality show “La Isla: Desafío Extremo” de la cadena Telemundo. A sus 34 años, el cubano se llevó a casa el premio de 200.000 dólares tras vencer al colombiano Hubert “Wakanda” Riascos.
La gran final del reality show, celebrada este lunes 14 de octubre, tuvo lugar en varias localidades de Turquía. Adrián, representante del equipo de Los Tiburones, se enfrentó a pruebas extremas de supervivencia física y mental en entornos salvajes, desde playas y montañas hasta densos bosques.
De un desafío al otro
Adrián Di Monte no es un novato en el mundo de los reality shows. En 2017, participó en la cuarta temporada del programa mexicano Bailando por un sueño, en el cual obtuvo el primer lugar junto a su compañera de baile Montserrat Yescas.
A los 15 años, Adrián salió de Cuba junto con su familia en busca de nuevas oportunidades en Estados Unidos. Aunque inicialmente se inclinó por estudiar arquitectura, carrera que culminó pero nunca ejerció, su verdadera pasión siempre estuvo en el arte. Comenzó su trayectoria actoral con pequeñas participaciones en telenovelas de Univisión y Venevisión, como Eva Luna, Mi corazón insiste en Lola Volcán y Aurora.
Su talento no pasó desapercibido y pronto dio el salto a producciones más importantes. En 2015, se integró a la cadena Telemundo. Más adelante, en 2017, emigró a México y fue contratado por Televisa. Ese mismo año, firmó un contrato de exclusividad con la televisora mexicana.
“La Isla: Desafío Extremo”: Un reto… ¿sin precedentes?
El reality show “La Isla: Desafío Extremo” se estrenó el 30 de julio y desde entonces mantuvo al público al filo de sus asientos. Con un formato innovador, 24 participantes fueron divididos en tres equipos: Los Águilas, Los Tiburones y Las Panteras. Cada semana, competían por territorios que determinaban las condiciones de vida: desde la comodidad de Playa Alta hasta las adversidades de Playa Baja.
Los concursantes enfrentaron pruebas que pusieron a prueba no solo su fortaleza física, sino también su resistencia mental y emocional. La convivencia en situaciones extremas, aislados del mundo exterior y con la constante presión de las nominaciones y eliminaciones, generó alianzas y traiciones que añadieron intensidad al programa.
