Hay cierto punto de la Avenida de la Independencia de La Habana, más conocida como Rancho Boyeros, donde no llega la señal de internet. Justo ahí, concretamente en el número 2701, esquina Palmar, en el Reparto Martí del municipio de Cerro, la estatal Empresa Industrial para la Informática, las Comunicaciones y la Electrónica (Gedeme) ha abierto una tienda física.
Su inauguración, el pasado 11 de octubre, estuvo acompañada de una “pequeña ceremonia” y un despliegue publicitario en la prensa oficial. En la nota, reproducida por Cubadebate y por el diario provincial Tribuna de La Habana, se explicaba que en el establecimiento se podría recoger una compra previamente efectuada en la tienda virtual o adquirir los productos en venta a través de un código QR, ambas cosas a través de la pasarela de pago EnZona.
El lugar, continuaba el texto, “fue seleccionado por la urgencia de hacer más accesible el servicio a la población”, que, antes, debían llegar hasta la fábrica de Gedeme, en el municipio de Marianao, nada menos que a media hora en auto desde el centro de la capital, para recoger los productos adquiridos en línea.
Aunque el reporte en los medios afines al Gobierno asegura que la tienda ofrece “variedad de productos”, incluidos lámparas, equipos informáticos, colchones, almohadas y bases para refrigeradores, lo que compra mayoritariamente la gente en Gedeme, según confirmó 14ymedio este lunes de boca de clientes habituales, son bombillos. “Es lo más atractivo que tienen en inventario ellos”, refiere José, que acudió al local este mismo lunes.
“Para poder hacerlo, tendría que decirte que camines por lo menos una cuadra, hasta la parada, para que puedas pagar, y eso no es viable”
La empresa estatal, sin embargo, que hace apenas unos días recibió incluso la visita de diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular, parece haber dado instrucciones difusas sobre su oferta. “Primero es que estando yo ahí se fue la electricidad”, cuenta José, “y después es que dan un servicio pésimo”. Tal y como refiere, un joven quiso comprar en el momento unos bombillos, pagando “como dice Tribuna” con el código QR y la aplicación EnZona, y la empleada le explicó que EnZona no funciona ahí porque “hay un problema con la conexión muy grande”: “Para poder hacerlo, tendría que decirte que camines por lo menos una cuadra, hasta la parada, para que puedas pagar, y eso no es viable”, asegura José que dijo la mujer.
De igual manera, lamenta, los trabajadores no informan de la opción de mensajería ni de transportación, como figuraba en los medios oficiales, y se limitan a pedir que los clientes compren en línea y vayan a recoger los pedidos 24 horas después.
La oferta en su portal digital, al que solo se tiene acceso desde dentro de la Isla y cuenta con dominio .cu, también es limitada. En el acápite “telecomunicaciones” este lunes la empresa solo tenía a la venta un aparato de telefonía fija con cable y sin pantalla, la sección de “electrónica” ofrecía un protector de voltaje para electrodomésticos y la de “informática” apenas una motherboard (placa principal) para quienes quieran armar su propia computadora de mesa.
La página seguía remitiendo a la vieja dirección de Marianao para recoger las mercancías y se ufanaba de que su equipo cuenta con “un pensamiento innovador, con calidad y sostenibilidad en sus procesos”. Su catálogo más nutrido está en los muebles de oficina, con mesas y estantes de madera prensada y metal. El resto lo completan los servicios de instalar marquetería de aluminio y sistemas de iluminación.
“Por lo que escuché, dijo que ya estaban en conversaciones para que Etecsa les facilitara un teléfono para que los clientes puedan comprar ahí mismo con la aplicación”, narra José, “pero imagínate tú, ¿para qué ponen una empresa de tecnología que vende online en una zona donde no hay cobertura de datos?”.
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