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Se acumulan los manuscritos sin publicar en las editoriales provinciales creadas por Fidel Castro

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Se acumulan los manuscritos sin publicar en las editoriales provinciales creadas por Fidel Castro
Se acumulan los manuscritos sin publicar en las editoriales provinciales creadas por Fidel Castro

La Habana/Una computadora, dos sillas, varias estanterías atestadas de papel y un persistente olor a humedad. Así ilustra Pablo, un ex funcionario del Centro Provincial del Libro de Villa Clara, la precariedad que regía en las “oficinas” de la editorial Capiro: un cuarto de tres metros de ancho por dos de largo. 

Pablo, que debía recalar a menudo en Capiro –ubicada al fondo de la librería Pepe Medina, a la vera del Parque Vidal de Santa Clara– por cuestiones de trabajo, llegó a conocer bien el lugar. Un puñado de escritores de la ciudad hacen las veces de editores, explica. “Todo queda literalmente en casa, no solo porque ellos tienen que trabajar en sus hogares, sino porque se editan y publican sus cosas ellos mismos”. 

Capiro es una de las editoriales que surgieron en provincia hace 25 años por orden de Fidel Castro y que el oficialismo llamó sistema de ediciones territoriales. Su objetivo fue dar una ilusión de prosperidad literaria tras el Período Especial, caracterizado –entre otras muchas carencias– por la falta de papel para publicar libros y periódicos. 

En un cuarto de siglo, la red –conformada por 22 editoriales– solo ha publicado unos cinco millones de ejemplares (200.000 cada año como promedio) de 7.000 títulos, lo cual supone un promedio de solo 714 ejemplares por título. Además, se han publicado solo 280 títulos al año en todo el país y, por cada editorial, solo 318 títulos en sus 25 años de existencia. 

Los primeros ejemplares fueron el “regalo de cumpleaños” que el Ministerio de Cultura hizo a Castro el 13 de agosto del 2000

Las empresas poligráficas al servicio de las ediciones territoriales utilizan la tecnología de impresión Risograph –de hecho, Riso fue el nombre coloquial que recibieron estas casas–, que permite solo una tirada pequeña y la confección de ejemplares enclenques, con cubiertas en blanco y negro. Los primeros ejemplares fueron el “regalo de cumpleaños” que el Ministerio de Cultura hizo a Castro el 13 de agosto del 2000. 

“Aunque hoy la tecnología del Poligráfico de Villa Clara ha mejorado, los libros siguen teniendo muy baja calidad”, afirma Pablo. Un artículo publicado este miércoles por Vanguardia le da la razón. El Poligráfico debió imprimir a toda velocidad, para la Feria del Libro de La Habana, ejemplares de 50 títulos, tanto de Capiro como de otras editoriales, lo cual obliga a los trabajadores –que todavía cumplen la tarea– a trabajar doce horas diarias. 

“Solo se detienen para almorzar”, asegura su jefe de Producción y Ventas, Danielis Zúñiga, para quien este ritmo es motivo de orgullo. 

Entre los libros que deben imprimir, a juzgar por una foto publicada en Vanguardia, no está Cuentos Negros de Cuba, de Lydia Cabrera, autora censurada por Fidel Castro y cuyo trabajo fue el título más esperado del año. Tras una momentánea aparición en el programa Mesa Redonda y el aviso de una presentación –justo dos días antes de que acabe la Feria–, la prensa oficial ha silenciado el retorno de los Cuentos a las librerías. 

El tándem editorial-poligráfico se repite en otras provincias, que “hacen de tripas corazón” para publicar libros

El tándem editorial-poligráfico se repite en otras provincias, que “hacen de tripas corazón” para publicar libros. “Pero Villa Clara es una de las que más peso carga”, asegura Pablo. Con un plantel editorial que cobra poco y que debe agenciarse sus propios recursos, que Capiro y las otras 21 editoriales provinciales de Cuba existan aún “es milagroso”, añade.  

“Muchos de esos editores y asesores tienen otros trabajos”, afirma el ex funcionario. “A algunos que, por ejemplo, trabajan en la Universidad Central de Las Villas, se les obliga a cobrar menos por tener dos trabajos, aunque no tengan menos carga laboral ni en un sitio ni en el otro”.

Durante esta Feria, las ediciones territoriales tienen una caseta especial como homenaje a sus 25 años y también porque el aporte que llevan al evento es más bien escaso. La directora de la editorial Oriente, de Santiago de Cuba, y encargada del stand, dijo a Cubadebate que las territoriales han sido una y otra vez objeto de “agudos debates” por la cantidad de manuscritos que acumulan, y que objetivamente –aunque los aceptan– no serán capaces de publicar.

Además de Capiro, en Villa Clara opera la editorial Sed de Belleza. Otras editoriales son Loynaz (Pinar del Río), Áncoras y El Abra (Isla de la Juventud), Montecallado (Mayabeque), Unicornio (Artemisa), Extramuros (La Habana), Matanzas, Vigía y Aldabón (Matanzas), Reina del Mar (Cienfuegos), Luminaria (Sancti Spíritus), Holguín y La Luz (Holguín), Sanlope (Las Tunas), Ávila (Ciego de Ávila), Ácana (Camagüey), Santiago, Bayamo, Orto y El Mar y la Montaña (Granma).

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