MIAMI, Estados Unidos. – Más de dos semanas después de que el huracán Rafael, de categoría tres en la escala Saffir-Simpson, azotara la provincia de Artemisa el pasado 6 de noviembre, los habitantes de Playa Guanímar siguen sumidos en la desolación y el sentimiento de abandono por parte de las autoridades, de acuerdo con un reporte de la agencia EFE.
Orlando Moreno, un pescador de 75 años, regresó a lo que alguna vez fue su hogar y encontró solo los cimientos. La devastación fue tal que su presión arterial se disparó y tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital. “Aquí no ha venido nadie. Si han venido, no los he visto”, dijo Moreno a EFE.
La situación aún es crítica: las calles están cubiertas de lodo, es difícil encontrar una casa sin daños y la electricidad aún no ha sido restablecida en alrededor del 15% de la provincia, según la Unión Eléctrica (UNE). Los residentes dependen de camiones cisterna para obtener agua, y la escasez de alimentos agrava aún más las dificultades.
Antonio González, de 57 años, expresó su frustración: “Aquí, nosotros, por lo menos la leche de los muchachos no la han traído. Ni pan… Aquí nos trajeron agua, y malamente. Esto está terrible”. Añadió que ninguna autoridad se ha acercado para ofrecer ayuda o información sobre los próximos pasos.
Marisol Valle, de 62 años, comparte el sentimiento de abandono. “Ellos [dirigentes del Gobierno] vinieron ayer [lunes 25 de noviembre]. Pero no entrevistaron a nadie ni le preguntaron nada a nadie. Ellos vinieron, tiraron fotos y de ahí se fueron. Así nos sentimos todos: olvidados”, denunció desde el portón de su casa.
Aunque los medios estatales muestran a funcionarios y al gobernante Miguel Díaz-Canel visitando las zonas afectadas, los residentes de Playa Guanímar sienten que la ayuda no llega. Una vecina, que prefirió no dar su nombre, criticó la gestión tras la evacuación: “Nos evacuaron a tiempo: bien, muy bien. Pero después nos tiraron a todos acá y hagan como puedan. Pero, ¿eso qué es?”.
Cuba ya enfrentaba una severa crisis económica antes del paso de Rafael, y la limitada capacidad de respuesta estatal ha evidenciado la precariedad en múltiples ámbitos. El huracán dañó gravemente el Sistema Eléctrico Nacional (SEN), provocando apagones y complicando aún más la situación de los afectados.
Mientras tanto, los habitantes de Playa Guanímar intentan reconstruir sus vidas con escasos recursos y bajo la incertidumbre de cuándo llegará la ayuda prometida. “Así quieren que la gente siga con su vida normal. Esto no tiene nada de normal”, concluyó resignada la vecina entrevistada.